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Tonya Harding naci贸 pobre. Su madre la pegaba. Tuvo un padre biol贸gico y unos cuantos honorarios. Estaba destinada a ganarse la vida en profesiones humillantes o de cobrar el m铆nimo vital. Cuando su madre descubri贸 que ten铆a dotes para el patinaje, le oblig贸 a dejar la escuela en una decisi贸n que aqu铆 ser铆a motivo de denuncia, de intervenci贸n de los servicios sociales. Al final les sali贸 bien, o medio mal, la jugada, pero el riesgo de convertirse en carne de ca帽贸n se multiplic贸 por mucho en su bolsa de valores.
Tonya Harding naci贸 pobre. Su madre la pegaba. Tuvo un padre biol贸gico y unos cuantos honorarios. Estaba destinada a ganarse la vida en profesiones humillantes o de cobrar el m铆nimo vital. Cuando su madre descubri贸 que ten铆a dotes para el patinaje, le oblig贸 a dejar la escuela en una decisi贸n que aqu铆 ser铆a motivo de denuncia, de intervenci贸n de los servicios sociales. Al final les sali贸 bien, o medio mal, la jugada, pero el riesgo de convertirse en carne de ca帽贸n se multiplic贸 por mucho en su bolsa de valores.
Tonya Harding naci贸 entre la masa amorfa de los pobres sin remedio, de los olvidados que alg煤n d铆a ser谩n recompensados en el Reino de los Cielos. Pero Tonya Harding tambi茅n naci贸 con una combinaci贸n m谩gica de genes. Una carambola cromos贸mica entre un mill贸n, o entre diez millones, que dot贸 a sus piernas de la fuerza, a sus m煤sculos de la flexibilidad, a su o铆do interno del equilibrio. Y a la neuronas que rigen la voluntad y la mala hostia, de un reforzamiento en las sinapsis que convirti贸 a Tonya en un bicho competitivo con el que era mejor no cruzarte si quer铆as disputarle una medalla o un campeonato de patinaje.
La permeabilidad entre las clases sociales a veces se produce as铆: cuando todo est谩 escrito, y el medio ambiente presiona hasta aplastarte contra el suelo, descubres que tu ADN, en algunas secuencias del genoma, ha producido una cadena de bases nitrogenadas que ya no es biol贸gica, sino mineral, oro puro que reluce entre la bioqu铆mica celular. Un prodigio de la alquimia que dejar铆a patidifusos a los brujos medievales. El gen, de vez en cuando, viene al rescate del desheredado. Le dota de inteligencia, o de habilidad, o de una belleza que deja enamorados a los espectadores. Los saca del arroyo o de la chabola y les catapulta a otro estrato de la vida, como tambi茅n le sucedi贸 a Maradona, o a Ava Gardner. Ellos, como Tonya, tampoco supieron dilatar el tiempo de su fortuna. O quiz谩 s铆, seg煤n como se mire. Que les quiten lo regateado, o lo bailado, o lo patinado.
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