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Heretic

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Una vez vinieron dos mormones a mi casa. Mormones fetén, norteamericanos, supongo que nacidos en el mismísimo Utah. Eran tan altos como canastas de baloncesto y tan rubios como la cerveza que seguramente no bebían. Si se lo hubieran propuesto se habrían tirado a las chicas más guapas de León, tan llamativos entre aquel ejército de bajitos morenos y de garrulos provinciales. Pero Jesús, seguramente, les tiraba de un vello escrotal cada vez que sentían el deseo. O no, quién sabe: quizá llevaban una vida de pecado cuando se despojaban de sus clergyman y luego le prometían a su Señor innúmeros sacrificios personales. Quién pondría la mano en el fuego por estos fariseos que predican la castidad o el matrimonio como único patio de recreo sexual. 

Peter y Paul -vamos a llamarlos así- no vinieron a mi casa por casualidad, sino porque yo, imbécil perdido, les facilité mis datos en su tenderete callejero. Peter y Paul prometían el regalo de una Biblia a cambio de una simple conversación sobre Jesús. Yo iba con unos amigos y me quise hacer el interesante. Pensé: ¿Un libro gratis a cambio de un poco de charla y quizá hasta de un poco de vacile? Pero ellos, claro, hábiles como predicadores, y también como americanos, consiguieron que yo soltara mi dirección simplemente sonriendo.

Se presentaron al día siguiente porque la fe es un asunto capital. Mi madre los mantuvo a raya sobre el esterillo mientras ellos le contaban mis dudas existenciales. Yo escuchaba escondido detrás de la puerta del salón, avergonzado como nunca. Al final, el Espíritu Santo  descendió sobre mi madre y le ayudó a improvisar:

- No, lo siento, se han confundido de dirección. Mi hijo se llama Raúl y es muy pequeñito.

Y cerró la puerta. Luego, por supuesto, hubo reprimendas y castigos que ya por fortuna no recuerdo. Lo que sí recuerdo es que mi padre no estaba en casa. Él trabajaba de sol y sol y no estaba para estas gilipolleces. Peter y Paul, al contrario que estas chavalas de la película, tuvieron mucha suerte. Si le hubieran pillado a él con el rollo se hubiera montado en mi casa la de “Heretic”. Menudo era mi padre con los siervos de Jesús. 




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