Mostrando entradas con la etiqueta Michael McElhatton. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Michael McElhatton. Mostrar todas las entradas

La sombra alargada

🌟🌟🌟

Cuando Irene Montero nos recordó que las mujeres tenían el derecho de regresar a casa solas y borrachas, sin que ningún peligro vital les amenazara, desde mi entorno conservador le lanzaron varios misiles tierra-tierra muy cargados de improperios. Yo, sin embargo, que no me distingo precisamente por mi simpatía hacia esa mujer, entendí lo que quería decir e incluso lo aplaudí. Todavía hay gente en el siglo XXI que critica a las mujeres que vuelven solas y achispadas de una fiesta, o de darse un paseo nocturno porque sí -o incluso de prostituirse por propia voluntad- y que dejan entrever que bueno, que si les pasa algo en el trayecto en cierto modo se lo estaban buscando. Hay que ser hijos de puta... E hijas de puta, que también las hay. 

Y stop. Hasta ahí llega mi concordancia política con esta señora tan histriónica y orgullosa. Jamás podré perdonarle que haya convertido a cualquier hombre en un sospechoso y a cualquier mujer en un ser angelical. Que haya conculcado el principio fundamental de igualdad ante la ley. “Yo sí te creo...” Hay que joderse. Con la de mentirosas desquiciadas que pululan por la vida. Tantas como cabronazos indeseables. 

El título de “La sombra alargada” tiene una doble intención metafórica: por un lado está la sombra del asesino, el destripador del Yorkshire, que como asesinaba a prostitutas y a otras paseantes proletarias de la noche no fue perseguido con la saña ni con el método que hubiera merecido un destripador de infantas, por poner un ejemplo, o de hijas de papá. Por otro lado, está la sombra metafórica del olvido, del anonimato de las víctimas ya anónimas de por sí, que fueron mezclando sus nombres y sus apellidos en el batiburrillo policial hasta quedar ya casi irreconocibles.

La sombra alargada también puede referirse a la hora de la siesta primaveral, cuando el sol empieza a declinar sobre el horizonte y el salón de mi casa empieza a refrescarse en la penumbra. Un ambiente muy poco propicio para mantener los ojos abiertos en según qué ratos -muchos, demasiados- de esta serie "old style" pero sujeta a las imposiciones largométricas del mercado. 




Leer más...