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“Crímenes del futuro” podría
ser el slogan de Vox para las próximas elecciones generales. Ellos van a darlo todo para que un fascista
tome los mandos del Ministerio del Interior y ya todo el monte sea orégano para
policías y paramilitares... Pero no: “Crímenes del futuro” es el título de la
nueva película de David Cronenberg. ¿He dicho nueva? Tampoco vayamos a exagerar. Es la misma película de siempre, ustedes ya saben: gente rara y vísceras
asomándose al fresco de la mañana.
Cronenberg, en esto, es
como un director de películas porno. En el porno se trata de sacar pollas y
coños en acción y el argumento es un poco lo de menos. Da igual que pongas a un
rey de Shakespeare que a un butanero trayendo la bombona. Y Cronenberg, cuando vuelve
a sus orígenes, es un poco igual: su objetivo es sacar casquería humana
cada diez o quince minutos, y lo otro es desarrollar una historia más o menos coherente que
hilvane las escenas.
Esta vez la cosa va de
mutantes del futuro, que desarrollan órganos internos que son la fascinación de
la ciencia y también la jaqueca de los antropólogos. Porque un ser humano que
desarrolle órganos únicos tarde o temprano ya no será humano, sino pos-humano,
y solo podrá reproducirse con otro humano que también tenga dos estómagos o un
corazón vuelto del revés. Mientras la deformidades no pasen al ADN, vamos bien; pero ay, cuando los gametos incorporen tales deformidades en la sucesión de bases
nitrogenadas... (De todos modos, digo yo, ¿esto no era el lamarckismo ya
denostado por la ciencia?)
La única gracia de la película
-que se mueve todo el rato entre lo grotesco y lo ridículo- es el nuevo sentido
que Cronenberg da a la expresión “belleza interior”. La belleza interior es esa
monserga que se inventaron los estudios Disney para que los feos y las feas nos
consolásemos en nuestra desgracia. “Sí, soy feo, pero valgo más que tú...” En el
futuro imaginado por Cronenberg ya puedes ser bello por dentro de verdad, no
metafóricamente, pintándote el hígado o tatuándote los pulmones. Exhibiendo tus
entrañas en Tinder como quien exhibe su mentón cuadriculado o sus pechos
exuberantes.
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