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Zero Dark Thirty, como pel铆cula de acci贸n, es impecable. E implacable. Todo lo que sucede en ella es pertinente y sumativo. No hay lugar para cuitas personales, para llamadas a la familia, para romances de catap煤n y tentetieso entre los agentes de la CIA. Los personajes de Zero Dark Thirty son todo magro, todo prote铆na. H茅roes de acci贸n como los Geyperman y los Madelman de nuestra infancia, a los que nunca pon铆amos a cagar, ni a prepararse unos bocadillos, a jugar una partida de p贸ker mientras los terroristas de Sildavia urd铆an sus maldades. Nuestros mu帽ecos, que estaban destinados temporalmente en nuestras habitaciones, tambi茅n ten铆an sus mujeres, sus hijos, sus casas preciosas en las afueras de Los 脕ngeles. Sus affaires con las mu帽ecas Barbie de nuestras hermanas. Ellos tambi茅n ten铆an su vida personal, su momento humano de esparcimiento, pero nosotros, como Kathryn Bigelow en la pel铆cula, d谩bamos todo aquello por supuesto y aprovech谩bamos el tiempo entre los deberes y la merienda para poner en claro nuestros objetivos militares, y empezar a repartir estopa hasta que s贸lo quedara un vencedor.
Zero Dark Thirty, como pel铆cula de acci贸n, es impecable. E implacable. Todo lo que sucede en ella es pertinente y sumativo. No hay lugar para cuitas personales, para llamadas a la familia, para romances de catap煤n y tentetieso entre los agentes de la CIA. Los personajes de Zero Dark Thirty son todo magro, todo prote铆na. H茅roes de acci贸n como los Geyperman y los Madelman de nuestra infancia, a los que nunca pon铆amos a cagar, ni a prepararse unos bocadillos, a jugar una partida de p贸ker mientras los terroristas de Sildavia urd铆an sus maldades. Nuestros mu帽ecos, que estaban destinados temporalmente en nuestras habitaciones, tambi茅n ten铆an sus mujeres, sus hijos, sus casas preciosas en las afueras de Los 脕ngeles. Sus affaires con las mu帽ecas Barbie de nuestras hermanas. Ellos tambi茅n ten铆an su vida personal, su momento humano de esparcimiento, pero nosotros, como Kathryn Bigelow en la pel铆cula, d谩bamos todo aquello por supuesto y aprovech谩bamos el tiempo entre los deberes y la merienda para poner en claro nuestros objetivos militares, y empezar a repartir estopa hasta que s贸lo quedara un vencedor.
Zero Dark Thirty no es s贸lo una pel铆cula de acci贸n. Pretende ser una recreaci贸n hist贸rica, la narraci贸n minuciosa de c贸mo los americanos dieron con el refugio secreto de Osama Bin Laden, que finalmente no moraba en las cuevas afganas, camuflado entre pastores de barba de chivo, sino que viv铆a a dos pasos y medio de nuestras narices, en un 谩tico fortificado con vistas a la civilizaci贸n. El p煤blico americano se tom贸 muy en serio el relato, y lo acept贸 como suele hacerlo con sus verdades oficiales, a pies juntillas. Osama era el demonio, vivi贸 escabullido durante a帽os en el quinto pino, y una bendita madrugada de mayo un grupo de soldados entr贸 en su guarida y lo ejecut贸 con dos disparos certeros. Fin de la historia. Nosotros, sin embargo, los europeos conspiranoicos, los occidentales disidentes, s贸lo tenemos dudas en este asunto de Osama Bin Laden y su paradero. Osama es un personaje de origen turbio, de vaivenes inexplicados, de existencia fantasmal. Podr铆a ser verdad lo que cuentan de 茅l los americanos, y tambi茅n una mentira tan grande como una monta帽a de Tora Bora. Quiz谩 Osama ya estaba muerto cuando la CIA mont贸 el operativo que nos cuentan en Zero Dark Thirty, y en aquella casa de Abbottabad mataron a otro t铆o y le pusieron unas barbas y un turbante para dar el pego. Qui茅n sabe con estos fulanos. Tal vez Osama sigue evadido, conspirando contra Occidente. O trabajando en secreto para el Imperio, incentivando guerras que sostienen el negocio militar. A saber...
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