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Da la casualidad de que
he visto “CODA” el martes, y “Un héroe” el miércoles, y así, tan consecutivas
las dos, y tan contradictorias, me parece haber hecho un viaje relámpago entre
dos planetas muy diferentes. Dos planetas habitados por la misma raza humana que
sobrevive y que se desvela, pero que en verdad se parecen como un huevo a una
castaña. Como un sueño a una realidad.
El de CODA tiene forma de
melocotón y lo cubren nubes de algodón. Allí todo es posible y nadie es malo de
corazón. Hay riñas, morritos, putaditas inocentes... La vida es un tránsito
suave y feliz hacia la muerte. Los malos, de haberlos, son tipos desdentados, y
fulanas reteñidas, tan evidentes como mentecatos, y mentecatas. El de Farhadi,
en cambio, es un planeta ruidoso, contaminado, con las montañas peladas al
fondo del paisaje. Como en la ciudad de Teherán en la Tierra primordial. En
este planeta más feo las cosas se parecen mucho a las cosas de nuestro planeta:
las personas son retorcidas, egoístas, insidiosas. Pero no por maldad, sino
porque van a la suyo. La vida es un conflicto de intereses, y una escala de grises
en el cielo. En el planeta de CODA, por el contrario, siempre luce el sol, y las
nubes piden perdón cuando lo tapan un poquitín.
En el planeta de Farhadi
los sueños siempre se quedan a medio camino, y el amor casi siempre se jode al
abordarlo. Cuando no es un enredo, es un malentendido, o un engaño. O una mala
suerte inconcebible. Y la gente, además, no suele ser honrada. Eso es un lujo
que está al alcance de muy pocos. Los sordomudos de CODA están hechos de mazapán,
y de mazapán integral, además, que es mejor para la salud. Producen estupor... En
cambio, los iraníes de “Un héroe” son como usted y como yo: tienen que defender
lo suyo, y cuando la vida se tuerce, la retuercen para enderezarla, y continuar.
Lo que sucede es que a
veces, en el intento, la doblamos un poco de más y la partimos. Y nos partimos.
Y se jode todo, o hay que esperar otra eternidad a que se arregle. Y así, en
deshacer entuertos, y en remendar desgracias, se nos va el tiempo de la
alegría.
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