Once

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1. En mi desmemoriada memoria, “Once” era una película en la que salían mucho las calles de Dublín. Y como estuve por allí este verano me dio el siroco de volver a verla y recordar. Lo llaman SPT, Síndrome Postraumático del Turista, y consiste en agarrarse a los recuerdos cuando llega la pringosa realidad de trabajar. 

Pero luego, a la hora de la verdad, sólo se ve un poco Grafton Street y el parque anónimo donde vive la chica checa Markéta. La plaza O’Connell y los turisteos aledaños apenas se atisban desde un autobús. Migajas. El resto de la película transcurre en los apartamentos suburbiales y en un estudio de grabación donde ambos enamorados buscan el reconocimiento musical. Es Dublín, sí, pero podría haber sido Manchester, o Cerdanyola, y nos hubiera dado un poco lo mismo.

2. ¿Bonita historia de amor? Esto es un puto drama... No sé qué película han visto los demás. Glen y Markéta son dos almas destinadas a entenderse: los dos son músicos, jóvenes, modernos, medio hippies... En el mercado del amor los dos tendrían una nota parecida. Se merecen el uno al otro, sin celos tontos ni fatales desequilibrios. Sintonizan con una simple mirada. Conectan. Otras parejas ya se notan averiadas al primer vistazo, pero ellos no. Y sin embargo, los dos componen sus canciones pensando en los amores que se fueron y que aún luchan por recuperar. No se entiende: la novia de Glen le puso los cuernos con su mejor amigo y el marido de Markéta decidió quedarse en Praga a beber cervezas con los amigotes. Ralea. Gente que no merece la pena. Y sin embargo, ellos preferirán lo malo conocido a lo bueno por conocer. Un par de cobardes entrañables, pero lamentables. 

3. El próximo verano voy a tomar clases de guitarra española. Está decidido. Dentro de la dificultad, y sin caer en el ridículo de la flauta dulce, me parece el instrumento más asequible a mi torpeza. El acordeón o el violín me parecen directamente una tecnología extraterrestre. Una vez que aprenda a manejarme con cuatro acordes me lanzaré a la calle a cantar mis propias canciones de amor traicionado. Raro será que alguna Markéta de la vida no se acerque al menos a curiosear. Ya cruzo los dedos.





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