Yo, adicto

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En las mil ficciones de nuestra cinefilia hemos conocido clínicas para desintoxicarse de las drogas, del sexo, de las máquinas tragaperras... También clínicas para curarse de la adición a ciertas ideas políticas que se llamaban -y se siguen llamando- campos de concentración. 

(¿Y qué es, en el fondo, un piso de solterón, o una celda en el monasterio de las montañas, sino clínicas de rehabilitación tras los amores muy perniciosos para la salud?).

Lo que todavía no hemos visto es una clínica especializada en tratar a los yonquis de las series de televisión. Un lugar para sacarnos del vicio a los que superpoblamos las plataformas y nos hemos vuelto tan tarumbas que a veces ya mezclamos lo visto con lo vivido, lo ajeno con lo particular. Y aunque es verdad que al protagonista de “Yo, adicto” le quitan el acceso a cualquier pantalla para que se centre en sí mismo y no se despiste con los estímulos exteriores, la desintoxicación de los seriales siempre será en su caso un objetivo secundario. Un perder pelo que luego volverá a crecer tras la normalidad.

Yo creo que esas clínicas todavía no existen. Y si existen, están escondidas en los bosques perdidos o en las marismas remotas. Las plataformas de pago silencian su existencia para que los adictos no renunciemos a la suscripción o al pirateo gratuito que sin embargo contribuye al boca oreja. Puede que Iker Jiménez ya ha abordado esta conspiración empresarial y que yo -como nunca le veo- todavía no me haya enterado. 

Una serie que tratara sobre la adición a las series sería la metaserie que estábamos esperando. Es como si tu camello te recomendara dejar la droga y emprender el camino recto de la vida. Había un episodio en la última temporada de “Black Mirror” en el que las series ya eran tantas que al final, un día, terminabas por encontrarte con una que trataba exactamente sobre tu vida, paso por paso, cagada por cagada, con un protagonista idéntico a ti que parecía haberte robado la identidad. Será entonces -y solo entonces- cuando ya nos volvamos locos del todo y los ministerios de la salud empiecen a tomar cartas en el asunto.






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