Altsasu

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Me jode, y mucho, tener que simpatizar con los Indar Gorri mientras veo la serie “Altsasu”. Porque los Indar Gorri son esos desalmados que le tiraban botellas a Michel cuando lanzaba los corners en el viejo campo del Sadar. Ahora el Sadar se llama Reino de Navarra y los Indar Gorri, la verdad, se han vuelto un poco más civilizados. Se limitan a exhibir sus pancartas, sus ikurriñas, a cagarse en el Real Madrid y a cantar el “así, así...” y otros himnos que ellos creen muy antifascistas. Pues bueno: mientras la fuerza se les vaya por la boca vamos todos de puta madre. En los tiempos modernos, con la multicámara en los estadios y la abolición de la impunidad, ya ni al bestiajo más abertxale se le ocurre lanzar un mechero para romper la crisma de un stormtrooper vestido de blanco y reclutado en algún planeta lejano de la galaxia.

Pero mientras veo "Altsasu" no me queda otra. Puesto a elegir una de las dos versiones que aquí se confrontan*, yo me quedo con lo que cuentan los Indar Gorri ante el tribunal: que se toparon con los menetéricos -que iban fuera de servicio- en un bar nocturno, que empezaron a lanzarse las puyas consabidas y que alguien, con el acaloramiento, soltó un empujón para romper la barrera del sonido y dar lugar a una pelea trifulca que terminó con un tobillo roto de la autoridad. ¿Un acto terrorista? Vamos, anda... Yo entiendo que en ese momento, siendo un menetérico destinado en Nafarroa, se te pase de todo por la cabeza. ¿Pero un acto terrorista...? Corrían los tiempos de M. Rajoy en el gobierno y había que seguir dándole leña al mono. Los votantes así lo demandaban. Hoy en día, con el Perro en el gobierno, este abuso legal de los fiscales filofascistas seguramente no hubiera llegado a tanto. O sí...

* Confrontar, lo que se dice confrontar, tampoco... Los responsables de “Altasu” tienen muy clara cuál es su verdad y apuestan hasta la camisa por ella. Editorializan con la banda sonora y con los jetos de los actores, entrañables los euskaldunes y medio nazis los meseteños. Tampoco se me escapa que al final tuvo que haber una mala bestia que le partiera el tobillo al guardia civil. Fuenteovejuna, y tal, aunque sea literatura del invasor.




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