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Hay que escribir sobre lo que uno conoce y ha vivido. Y sigue
viviendo. Lo decía el otro día un personaje de “Mank” y tiene toda la razón. Si
no escribes desde la tripa de la memoria, desde la amígdala de lo cotidiano, se
nota la impostura. El falsete. Luego, sino quieres caer en la mera
autobiografía, están los recursos del fabulador para quitar y poner, subrayar y
desdibujar, exagerar y mentir... Que el relato salga propio pero literario. Lo
universal siempre es algo particular que está bien contado. El plasta es un
plasta porque no es capaz de trascender el bucle de su rollo. Eso, la
trascendencia de lo personal, de la paja mental, de la obsesión intransferible,
es lo que logran los escritores de las novelas y los guionistas de las
películas.
Es obvio que Alan Ball cuenta algo muy personal en “Mi tío
Frank”. Algún incidente de su propia homosexualidad chocando con la incomprensión
de la familia, de la América Profunda, de los gañanes de la Biblia temerosos de
Dios. O quizá -porque la edad de Alan Ball y la edad del tío Frank no cuadran-
la historia de alguien muy próximo, tal vez un amante, o un pariente que vivió
ese desprecio medieval, ese escupitajo inquisitorial. Da lo mismo. Podría buscarlo
por internet, a ver si en alguna entrevista se desliza el dato, pero prefiero
dejarlo así. Lo que importa es que a Alan Ball se le ve la tripa, se le escapa
la lágrima, se le nota el pulso temblón en alguna escena. Y eso es lo que a uno
le conmueve.
Aunque parezca que no viene al caso, he estado toda la
película acordándome de Ignatius Farray, porque él sostiene que si hubiera
pertenecido a una minoría racial, sexual o discapacitada, le habría ido mucho
mejor en su arte de la comedia. Porque material nunca le hubiera faltado, y
mala baba para ridiculizar al intolerante, tampoco. Él, para paliar un poco ese
déficit, se inventó lo de que era “un tinerfeño divorciado miope”, que es una
minoría algo forzada, insustancial, pero minoritaria de cojones. Yo, por mi parte,
me declaro muy rojo, pero del Madrid, que no creo que haya muchos por ahí. Y
divorciado miope también.
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