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La vida suele ser ansí, como decían en las novelas de Baroja,
y no así, como proponían en la películas antiguas, las que superponían el The
End sobre el beso ya desencadenado, y algo lascivo, de los amantes. Café
Society, para enmendar la plana, para servir de contrapunto, termina justo
al revés, con los amantes separados, ensoñándose, pero ya derrotados,
sobreponiéndose al final de su ilusión. Aunque
esté ambientada en los rococós de la belle époque, Café Society es la
antítesis de las viejas películas. La protesta de un judío bajito y con gafas
clavada en la puerta de una iglesia. El manifiesto anti-romántico un hombre que
ya lleva muchas pedradas en el zurrón.
Café Society, ya que no es un pedazo de película -pues
en la filmografía de Allen está a medio camino entre los grandes títulos y los pasatiempos
jolgoriosos- es, al menos, un cacho de vida, porque la vida es ese desencuentro,
esas jodiendas, obstáculos, azares... Una carrera de caballos, y los pisos,
nuestras cuadras. El amor, para fructificar, para ser un amor como el que triunfaba
en el viejo Hollywood, tiene que sortear tantos peligros, superar tantas
barreras, surfear tantas olas, aguantar tantos vaivenes y sobrevivir a tantos
malentendidos, que al final es como un milagro, como una sospecha de divinidad.
Quizá los amantes triunfantes sean justamente eso: semidioses de epopeya.
Héroes de futuras ficciones.
Y luego, en la película, está Kristen Stewart, y su belleza
chupada, y sus ojazos de cine mudo, y su cintura volátil, y su boca como de
tímida tentación, o de volcánico melindre. Lo mío con esta mujer viene de
lejos. Es como una fascinación idiota, como un abducción de la meninge. Me
quedo clavado en su rostro con la boca en un rictus de pelele. Será alguna
reminiscencia, o alguna manía... El casting está bien, hay caras reconocibles,
y oficios sin tacha, pero Café Society depende por entero de Kristen
para tenerme amorrado a su desventura, a su devaneo, a su andar dubitativo que
va fracturando corazones en cada quiebro, como una futbolista bellísima y
talentosa.
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