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La culpa es de Paco Fox y
de Ángel Codón, los responsables del podcast de “Tiempo de culto”, que recomiendan
las películas y me lían con su entusiasmo. Bastante tengo ya con las películas
pendientes, y con las películas a medio empezar, como para hacer caso a este
par de frikies iluminados. Pero ellos cuentan, y desgranan, y te meten el
gusanillo para acabar apuntando más películas en la memoria, o en el
cuadernillo. O en el “Notas” del teléfono. Cualquier sitio es bueno.
El otro día hicieron un especial sobre Paul
Verhoeven y fueron sacando una a una todas sus películas: las medio
pornográficas en Holanda, y los taquillazos en Hollywood, y las últimas
producidas en Europa, donde el viejo Paul ha encontrado otra edad de oro para enseñar
algo de piel y provocar al personal. O una edad de plata, según las opiniones.
Entre esta nueva hornada,
Fox y Codón mencionaron que la mejor película de todas es “El libro negro”, y yo
quedé sorprendido porque la había visto hace años sin que apenas me dejara un
poso o un aprovechamiento. Más bien un recuerdo vacío en el que solo brillaba
el recuerdo de Carice Van Houten, la Melisandre de “Juego de Tronos”, esa mujer
de la que todos nos preguntábamos en qué otras películas habría salido, por
aquello de seguir su trayectoria artística, por supuesto.
Tanto ponderaron el otro
día “El libro negro” en el podcast, que al final decidí darle una segunda
oportunidad. Y tengo que decir que no he llegado ni a la mitad... Me rendí ante
las tropas alemanas antes que cualquier comando guerrero de los holandeses.
Carice van Houten, a pesar de darlo todo, no ha conseguido obrar el milagro de
la redención. Esto de poner al nazi con cara de malo ya está muy trillado.
Aburre. La mayoría de los nazis tenían caras neutras, y algunos hasta
angelicales. Todo es estereotipo en las películas. Todo está mil veces visto.
Carice van Houten no, desde luego, pero con ella no basta.
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