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¿Qué me pasa, doctor?

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Mientras los coches se perseguían sin tregua por las calles de San Francisco me puse a recordar las películas ambientadas en la ciudad y me salían unas cuantas: “Vértigo”, “Bullitt”, “Mi nombre es Harvey Milk”, “El origen del planeta de los simios”... Y “Las calles de San Francisco”, claro, que no era una película, pero sí una serie de mi infancia.

Si sumara todas las horas de mi vida que he pasado en San Francisco -sin contar los partidos de los Golden State Warriors jugando como locales- casi me sale un día entero haciendo turismo por sus cuestas empinadas y sus calles que de pronto desembocan en el mar.

En la puta locura de esta película también me acordé mucho de Carlos Pumares, pobrecito, cuando un día abroncó a un oyente por decir que Barbra Streisand, además de cantar como los ángeles, le parecía muy guapa. 

- Cantar, canta como Dios -le dijo Pumares-. ¿Pero guapa? ¡Pero si es bizca! ¡Y tiene una nariz kilométrica! ¿Guapa, la Streisand...? Hombre, por Dios... ¿Usted se ha fijado bien? Pero eso sí: despertarse a su lado mientras te canta al oído yo lo firmo. Eso sí. ¿Pero guapa...?

Y me acordé de esto porque en “¿Qué me pasa, doctor?” Barbra Streisand está realmente guapa: bizca, sí, y narizona, porque eso viene de natura, pero guapa. Un fifty/fifty entre Pumares y su oyente. También es verdad que Barbra tenía entonces treinta años y eso ayuda mucho a la guapura. Pero está luminosa, simpática, brillante... No le hace falta cantar para que tiemble el pajarillo en nuestros corazones.

De todos modos, yo había venido aquí para hacerle un homenaje a Ryan O’Neal -que salió este año contra su voluntad en el In Memoriam de los Oscar- y me encontré, casi sin quererlo, con una comedia que aguanta cojonudamente el paso del tiempo. Otros clásicos se te caen de los párpados o te resbalan por las meninges, pero éste no. La fórmula chico busca chica -en este caso es al revés- seguirá funcionando hasta el fin de los tiempos evolutivos. 


Diálogo para el recuerdo: 

Barbra: Amor significa no tener que decir nunca lo siento.

Ryan (precisamente Ryan): Eso es lo más tonto que he oído nunca.





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