Muertos S. L. Temporada 1

🌟🌟🌟🌟

“Muertos S. L.” es la serie ideal que nunca pudieron rodar Azcona y Berlanga. Es una pena que se nos hayan ido antes del boom de las plataformas. Que nadie les diera de beber a tiempo de la Fuente de la Edad.

En la Funeraria Torregrosa se hubieran sentido como peces en el agua. O como ranas en la charca. En un tanatorio se mezclan las clases sociales, se miente a destajo sobre los sentimientos y se producen situaciones fronterizas con el esperpento, y con todo eso, bien mezclado y envenenado, ellos nos hubieran regalado la serie perfecta del momento.

Yo me acordaba de ellos porque en “Muertos S. L.”, al igual que en sus películas inolvidables, todo el mundo va a lo suyo y no deja de dar por culo con sus problemas. Funeraria Torregrosa, como el vestuario del Madrid, como este mismo colegio donde yo trabajo –como cualquier amalgama de currantes en realidad- no es más que la colectivización transitoria de un sinfín de mezquindades y egoísmos. Azcona y Berlanga habrían mejorado el producto porque ellos tenían más mala baba que nadie, un alma más negra que el fondo de los pozos, y además sabían meter dos o tres conversaciones en cada plano: la cacofonía absoluta de los intereses humanos. El zoco donde todo el mundo vende y casi nadie compra. La verborrea como instrumento para hablar de mi libro y nada más que de mi libro. El lenguaje como punto de desencuentro y manipulación. Hacer que escuchas como gesto inútil pero necesario para convivir.

Aunque lo parezca, mi añoranza por Azcona y Berlanga no desmerece el humor negro y afilado que destila “Muertos S. L.”. Es una comedia muy recomendable a la que he tardado en llegar porque tengo mil prejuicios enraizados en la sesera. La había descartado por completo hasta que el otro día, en el bar, mi amigo me insistió una y otra vez para que le diera una oportunidad.

- A ti te van esos personajes como el de Carlos Areces, que provocan más vergüenza ajena que ganas de reír.

Y añadió:

- Y además sale mucho la Torrebejano. Adriana, se llama, ¿ no?

Y él sabe que por ahí muere mi pez y duda mucho el pecador de la pradera. 




No hay comentarios:

Publicar un comentario