Mostrando entradas con la etiqueta Bob Peterson. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Bob Peterson. Mostrar todas las entradas

Up

🌟🌟🌟🌟


Dicen que el viaje a la vejez es el regreso a la infancia. Un pasito p’alante y dos pasitos p’atrás, como en el baile de María, que terminaba por caerse del escenario por el backstage. Quizá la canción no era así  -porque yo, la verdad, de bailar, ni puta idea- pero este remix me sirve para progresar en el relato. Cumpliendo años -decía- parece que avanzas, pero en realidad retrocedes, como en el moonwalk de Michael Jackson. Ya no sé si se puede mencionar a Michael Jackson en un post de internet.... Yo pruebo suerte y si me lo censuran, diré “el pequeño de los Jackson Five”, a ver si cuela. Decía -a ver si termino- que envejecer es un viaje circular. De la nada salimos y a la nada regresamos. Y en el medio, el paréntesis idiota de la vida. Carne cultivada en el laboratorio de las estrellas. Los curas dicen que del polvo venimos y al polvo volvemos. Viene a ser lo mismo. Hay veces -muy contadas- que los dioses hablan verdaderamente por sus bocas.

Decía Rafael Azcona que él, por supuesto, no quería hacerse viejo, pero que en cierto modo deseaba envejecer para aparcar el asunto de las mujeres. Que el juego de conquistar y seducir le perturbaba las meninges, y le despistaba de la tarea. Soñaba con volverse invisible, y hacerlas invisibles. Un baile ya des-romántico de fantasmas. La paz y el descanso. De viejo, decía Azcona, aunque parezca contraintuitivo, me sobrará el tiempo. Y yo estoy con él, como casi siempre, uno de Logroño y otro de León. Mientras bulle la sangre y navega la hormona, uno está atado al instinto, al mono, simiesco perdido. Yo no quiero que avance el calendario, pero sí quiero, ay, llegar a la neoinfancia de la jubilación, como el señor Fredricksen en Up, que una vez viudo y pitopaúsico a su pesar, descubre, en un depósito oculto, la energía que necesitaba para cumplir el sueño de su vida. Todo un contrasentido.


Up no es ni de lejos la mejor película de Pixar. Pero contiene, quizá, los cinco mejores minutos de Pixar. El amor y la muerte; la coincidencia absoluta y la despedida definitiva. “No hay nada mejor / que encontrar un amor a medida”, cantaba Sabina. No hay nada peor, también, que perderlo.



Leer más...