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Rabos: El musical

🌟🌟


Tirar de humor fino está bien de vez en cuando. Sirve para fingirse inteligente y para hacer reír a las mujeres. Bueno: a algunas... ¿Pero qué es, de todos modos, el humor inteligente? ¿El que nos hace parecer muy listos a nosotros y muy tontos a los demás? ¿El que nosotros entendemos y ellos no? Nos puede la soberbia. Siguiendo esa definición, un chiste de Groucho Marx soltado en el bar de La Pedanía me haría quedar como el más listo de los parroquianos; sin embargo, un chiste autóctono sobre el ciclo biológico de las lechugas me haría quedar como un ignorante marsupial. Cada uno está a lo suyo y nadie es más que nadie. El día que cierren los supermercados y haya que labrarse la tierra me comeré los DVDs con salsa barbacoa.

En mi caso, el humor inteligente es la ropa fina, el afeitado, la colonia de Hugo Boss... El disfraz de las noches interesantes. Pero en el día a día laboral a mí lo que me va es el humor zafio, el vulgar, el más guarrindongo del repertorio. ¿Dios es gay y además tiene pluma? ¿Dos hermanos gemelos se quieren tanto que se la clavan hasta el duodeno? Cosas peores hemos visto y oído... “Rabos: El musical”, en nuestros tímpanos curtidos, suena tan ofensiva como la I Carta de San Pablo a los Corintios. Donde los temerosos de Dios se ponen tapones de cera y las maestras de Primaria se escandalizan por el mundo legado a nuestros hijos, nosotros, los veteranos de la cerdada, los excombatientes de “El Jueves” que ya lucimos arrugas y cicatrices, nos reímos como gansos y nos rascamos la barriga satisfechos.

El problema de la película no es que sea transgresora, que a mí plim: el problema es que es muy mala. La idea es genial, pero el desarrollo es infumable. No daba ni para un cortometraje. Hay números musicales que te llevan y otros muchos que te abandonan. En realidad no pensaba verla, pero he visto que la dirigía Larry Charles y yo me debo a los amigos. Alguien que dirigió las peores intenciones de Sacha Baron Cohen y los mejores episodios de “Larry David” bien merecía este ratito robado a la enésima etapa llana de la Vuelta a España. 





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