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No digas nada

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Antes de retirarnos a dormir el guía nos citó para las ocho de la mañana . 

- Ocho o’clock- insistió, haciendo un chiste con las palabras pero no con la mirada. 

(Al día siguiente, por la noche, ya de nuevo en la República de Irlanda, el guía nos dejó caer que la prisa no había sido por ir justos con el programa previsto, sino porque no estaba muy claro el asunto de los pasaportes al haber abandonado la Unión Europea un poco alegremente y habernos adentrado en el Territorio Comanche de Irlanda del Norte). 

Esa noche en Belfast iba a ser la última -y también la primera- así que me quedaban muchas cosas por visitar. Sobre todo una, irrenunciable, después de haber leído el libro monumental de Patrick Radden Keefe que inspira esta serie del mismo título. Ya tumbado en la cama del hotel planeé: 

- Me levanto a las 7:00, desayuno en el buffet (porque los buffets en Irlanda son irrenunciables), salgo a toda hostia, recorro los dos kilómetros que me separan de la Divis Tower, le saco una fotografía para la posteridad, regreso a toda hostia, recojo la maleta, aparezco en el aparcamiento con cara de inocente y luego, si acaso, si alguien me pregunta por el sofocón, presumo de que le ha sacado una foto contrapicada a ese rascacieloss que ya es un símbolo de los Troubles que convirtieron Belfast en un campo de batalla hasta 1999, justo un cuarto de siglo antes de que paseáramos por allí sin temor a que una bomba del IRA o un disparo del ejército nos cancelara el viaje de sopetón.

Y lo hice, lo hice, pero dejándome casi la vida en el intento, porque el lío de callejuelas era monumental, y había viejas alambradas cortando calles decisivas, y el buffet super calórico me pesaba en la barriga, y la torre es tan grande que siempre parece más cercana de lo que está. Lo hice, lo hice, y llegué a tiempo a embarcar en el autobús, pero durante veinte minutos fui incapaz de respirar con normalidad y de apostar dos dólares por mi vida. Todo por una foto inocua, de turista más bien obsesivo, pero una foto que he recordado con cierto orgullo viendo esta serie donde la Divis Tower es el epicentro del crimen y del conflicto.




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