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La enfermedad del domingo

🌟🌟

Al principio de la película aparecen sobreimpresionados los nombres de Bárbara Lennie y Susi Sánchez sobre el fondo de un bosque invernal. El efecto es bonito, etéreo, como de niebla suspendida entre los árboles. Pero pasan los segundos y los nombres de las actrices siguen ahí, colgados, pertinaces, y yo empiezo a pensar que algo no funciona bien en mi televisor. Tal vez el perrete, que le dio al pause con las pezuñas, o tal vez yo, que a veces aplasto el mando a distancia con el culo.

    Mi pereza lucha varios segundos contra el deseo de desatascar la película. Es justo entonces, al mover el primer músculo, cuando los nombres empiezan a desvanecerse, lentamente, como un témpano de hielo en ese invierno pirenaico, y comprendo, con una súbita certeza que psicosomatizo con un respingo de terror, y con un amago de bostezo en las mandíbulas, que me he metido sin saberlo en una película “poética”, de auteur, de esas que captan el gesto, el paisaje, la hondura interior de los personajes, en planos sostenidos de un gorrión o de una mano reposada que se van acumulando hasta convertir un guión mínimo en una película de casi dos horas. De nuevo, ay, el cine exquisito, de cineclub, de gallarda personal que se teje con las pelusas que crecen en el huerto del propio ombligo...


    Pude haber huido de la película, claro está. Haber puesto otra más vivaz en la tarde apagada de invierno. Pero La enfermedad del domingo lleva un título tan sugestivo que la hace insoslayable. Porque el domingo, ciertamente, desde que uno tiene memoria, es un día enfermo, plomizo, deprimente, aunque luzca el sol y canten los pájaros. Aunque uno esté de celebraciones por causa del amor o de la vida resucitada. Da lo mismo. No ha habido un solo domingo en mi vida que al final no haya salido tristón y cenizo. Yo venía a La enfermedad del domingo a confirmar que otros seres humanos también padecen esta peculiar afección del calendario. Pero aquí, en la película, todos los días son domingo para sus protagonistas, así que el experimento me ha salido fallido y sin sustancia.





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