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Stanley Kubrick, una vida en imágenes

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Durante mucho tiempo sostuve que Stanley Kubrick era mi director preferido. Ahora ya no estaría tan seguro. En estos treinta años que han transcurrido desde que descubrí sus películas en los cineclubs de León y en las Rebajas de El Corte Inglés, he visto tanto cine que ya no me cabe todo en la cabeza, y en el maremagnum he descubierto cineastas que compiten con el señor Huraño en su bendita genialidad.

Tengo que reconocer, además, que alguna película de don Stanley ya se resbala por mi atención... Que ha sufrido la corrosión mortífera de los calendarios. No voy a citarlas por respeto al maestro. Pero también digo: Stanley Kubrick jamás abandonará este panteón mío de los hombres ilustres. Repasando el documental he contado varias obras maestras que justifican su lugar en mis altares. Su lugar de preeminencia en las nubes del Olimpo. No así su asiento VIP en mi estantería, porque la tengo ordenada por orden alfabético, del director A al director Z, para no perderme cuando las busco, pero también para que ningún autor se crea mejor o peor que sus colegas. Stanley -ahora que lo conozco mejor gracias al documental -habría aplaudido sin duda esta sabia decisión. Él también era un rígido cartesiano; un maniático cargante de sus cosas. 

¿Sus obras maestras? Cada dos o tres años tengo que ver “Teléfono rojo: volamos hacia Moscú” y “Senderos de gloria” como si fueran alimentos básicos de mi vida. También “Lolita”, y “El resplandor”, y por supuesto “Eyes Wide Shut”, aunque muchos críticos con pipa la defenestren. Me da igual. Que les den por el culo, como en la orgía aquella. La contraseña era “Fidelio”, por cierto, por si quieren apuntarse. 

Estas cinco películas nunca conocerán el paso del tiempo. O sí, pero dentro de varios siglos, cuando por fin descubramos el monolito enterrado bajo la superficie de la Luna y nos enteremos de lo que vale un peine sideral. "El Manolito", como decía Carlos Pumares... “2001”, por cierto, es una de esas películas que ya no pueden verse sin consultar el teléfono móvil de vez en cuando.






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