Full Monty

🌟🌟🌟


Ya han pasado 26 años desde aquel desnudo integral que devolvió la moral a los eternos parados de la ciudad de Sheffield. Donna Summer vivió su tercera y última juventud gracias a la materia caliente que decía necesitar esa misma noche para revivir.

Echo las cuentas y supongo que nuestros amigos stripers ya estarán todos jubilados, o en vías de jubilarse. Al menos los que gracias a la inyección de autoestima encontraron un empleo con el que pagar el alquiler del apartamento, la manutención de los hijos y las pintas de cerveza que alivian la tristeza en esas latitudes donde se hace tan pronto de noche.

Otros, imagino, los más alcoholizados o los más desafortunados, los que no cedieron a la humillación de trabajar sirviendo mesas o apilando palés en el hipermercado, habrán fallecido como suelen morir los parados cuando el paisaje se desindustrializa y en su lugar construyen centros comerciales y palacios de congresos para ejecutivos trajeados que se ocupan de otros menesteres.

Las gentes de bien estábamos con estos tipos simplones pero buenazos, a los que comandaba Robert Carlyle para salir del marasmo existencial. El iluminó sus vidas con la simple certeza de que sólo había que sacarse la polla delante de unas amas de casa mal folladas -mal folladas por ellos mismos, queridas Irene e Ione, lo decía sin acritud- para recolocar la sonrisa en su sitio y enfrentar la cola del INEM -o del SEPE, o de como hostias se llame la cola del paro en la pérfida Albión- con una sonrisa en la cara y un estremecimiento bailongo en las pantorrillas.

Sin embargo, visto lo visto, yo ya no pondría la mano en el fuego por estos tipos que en realidad tenían más pinta de hooligans borrachos que de proletarios convocados por Marx para hacer la revolución comunista. Lo digo porque ahora, seguramente, estos amiguetes de Carlyle votan a la extrema derecha para limpiar las calles de los negros, los moros y los polacos (y puede que también de los españoles) que realizan los trabajos mal pagados que ellos mismos rechazaban en “Full Monty”, como hidalgos de Sheffield muy orgullosos y venidos a menos.