Mostrando entradas con la etiqueta Border. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Border. Mostrar todas las entradas

Border

🌟🌟

Ahora que sabemos que los cromañones y los neandertales entrecruzaron sus genes en prehistóricos ayuntamientos, y que todos llevamos en nuestro ADN la posibilidad de una nariz de boxeador, o de una ceja de gorila, no es extraño imaginar, como hacen en Border, que en algún rincón de la taiga sobreviva un linaje a medio camino del hombre con ordenador y del hombre con cachiporra. 

    En España, uno se imagina a estos híbridos arando el campo desde hace siglos, en algún villorrio perdido que no conoció ni a los celtíberos ni a los romanos: crodertales, o neanñones, que viven disimulados bajo la boina y bajo la faja, y que farfullan el idioma cuando el turista despistado, o el político que pide el voto, se acerca por allí para recordarles que hay una modernidad al otro lado de las montañas, o del mar de cereal.

    Pero la película Border está ambientada en Suecia, en el paraíso del bienestar, y allí los crodertales hace tiempo que viven entre las gentes, voluminosos y muy feos, pero trabajando por el bien de la sociedad. Hace milenios que los cromañones sacrificamos el olfato para desarrollar el neocórtex que nos trajo el lenguaje y la demagogia. Pero ellos, los grandullones de dientes amarillentos, todavía conservan una pituitaria capaz de detectar el miedo, la vergüenza, la excitación que emana de las glándulas sudoríparas. Es por eso que son muy valiosos como detectives de aduanas, como sabuesos de crímenes horribles. Los crodertales son inteligentes, serios, respetables, pero en los asuntos del corazón les va como el culo, claro, porque no hay fotografía que pueda embellecerlos en los foros del ligoteo, y hasta que no tienen la chamba de encontrarse con uno de sus iguales, y de que surja la chispa del amor, viven enfangados en la soledad y en la incomprensión. 

    Border, más allá de otras consideraciones sociológicas o antropológicas, es una historia sobre la posibilidad de ser correspondido en el amor cuando la vida ya parecía una resignación a la masturbación, y al beso no devuelto de las almohadas.





Leer más...