Hereditary

🌟

Con Hereditary ya es la enésima vez que me traiciono, que me dejo llevar por la presión evangélica que ejercen los apóstoles del terror. Me han engañado tantas veces, estos sumillers de la sangre, estos gourmets de la carnaza, que ya debería tener la voluntad de hierro, y el cerebro de piedra, para que nada de lo que dicen, de lo que exaltan, de lo que predican en los foros, me haga titubear. Pero da igual. En el fondo soy un cinéfilo de voluntad débil, y de memoria olvidadiza. 

    El virus de estos apologetas es tan insidioso como el de la gripe en invierno, o el de la diarrea en verano. Termina por colarse en mi organismo y hacerme recaer en la tentación. Arrebatados por una locura colectiva, por una psicosis de secta comulgante, los frikis del chillido se ponen de acuerdo una vez al año para ensalzar una película que juran y perjuran que es "original y diferente". Que no es de sustos, dicen siempre. Que casi no hay sangre, que tiene un guión currado que al final todo le explica, y que te quedas atornillado en el sofá con la boca abierta, el sudor en la espalda, el corazón en un puño... Se ponen tan pelmazos, tan entusiastas, tan convincentes en sus argumentos, que uno, al final, termina por ceder. Pero al final, invariablemente, sale la misma monserga de siempre. El mismo timo de la casa encantada, la familia disfuncional, los fantasmas con camisón que aparecen en el dormitorio. Los mismos trucos, los mismos sobresaltos, los mismos bostezos...


    No sé dónde narices le ven la originalidad a Hereditary. Sale un perro en la primera escena familiar y ya sabes que ese pobre bicho está sentenciado a muerte. Y como eso, todo. Reconozco que lo del cabezazo en el poste -y no estoy hablando de un partido de fútbol, precisamente- tiene su cosa y su estupor. Pero el resto es lugar común y sendero trillado. Lo original hubiera sido que al final todos estos personajes estuvieran grillados, esquizofrénicos perdidos, la abuela y la nieta, la madre y el hijo, todos menos ese hombre florero que interpreta Gabriel Byrne en un papel tan ridículo como prescindible (¿Qué fue de Baby Byrne?) Pero resulta que no: que al final había espíritus de verdad, demonios, presencias, encantamientos de magia negra. Ni en eso es original, Hereditary. Un final psiquiátrico sí que hubiera dado miedo de verdad. Eso sí que es para acojonarse. Lo real, mil veces más que lo sobrenatural.