Segundo premio

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Recuerdo que hace un par de años, empujado por la vergüenza cinéfila, vi dos películas de Isaki Lacuesta. Sólo recuerdo que transcurrían por el sur y que los personajes sudaban mucho con la calor. En mi memoria ya no quedan ni los títulos ni las tramas. Es el olvido total. Un ejercicio de autodefensa.

Había jurado no reincidir pero al final me pudo la presión. “Segundo premio" ha sido mi tercer encuentro con el cineasta. Pero ojo: un tercer encuentro no es lo mismo que un encuentro en la tercera fase. Lo primero es una sucesión ordinal; lo segundo, un contacto avanzado con extraterrestres. “Segundo premio”, por ejemplo, tiene poco de ordinal, y de ordinaria, pero sí mucho de marciana. Va de dos alienígenas andaluces que se hacen llamar “Los Planetas” y que componen canciones con vocación universal. Ellos, además, son andaluces de Graná, que son raza aparte y curiosidad medioambiental. 

No lo digo yo, que no sé nada: me lo decían unos amigos de la misma Granada que tuve en la juventud, gente de la diáspora laboral que acabó en Toledo mezclada con norteños y meseteños. Un crisol de culturas... Recuerdo que había una ovetense rubísima con la que yo quise crisolar. Pero ná. Mis amigos de Graná eran tan de Graná que casi abogaban por su secesión de Andalucía. Yo me lo pasaba pipa con ellos pero nunca les entendí. No del todo. Para empezar no usábamos el mismo calendario, ni teníamos los relojes sincronizados. De León a Granada hay casi los mismos kilómetros que de León a Marte. Y a los planetas... Quizá era por eso.

 “Segundo premio” me ha gustado más de lo que preveía, pero menos de lo que dicen por ahí. Ni pa ti ni pa mí. Tiene hallazgos y bostezos; cosas chulas y acertijos irritantes. Por un lado se bendice la originalidad y por otro se maldice. Las canciones son insufribles y moñas. Yo, de “Los Planetas”, antes de la película, ni flowers. En León, de chaval, a los grupos de este rollo sentimental los tirábamos al pilón, como en las fiestas de los pueblos. Entonces decíamos que eran “mariconadas” de canciones. Ahora ya no se puede. Y además, es verdad: está muy feo.





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