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Borgen. Temporada 2

🌟🌟🌟🌟

Después de ver los episodios de “Borgen” siempre me dan ganas de visitar Copenhague. Es más: puede que lo haga el próximo verano si junto los jayeres necesarios. Pero no puedo aplazarlo mucho más: tarde o temprano el siroco africano alcanzará las costas del Báltico en los meses veraniegos y ya sólo nos quedará el Polo Norte para refugiarnos. 

“Borgen” es una serie de gran calado político que además sirve para vender la Marca Dinamarca al resto del mundo. Porque Dinamarca no es solo balonmano ni Eurocopa 92. No se termina en los juguetes de Lego ni en los cuentos de Hans Christian Andersen. “Borgen”, sobre todo, vende un país donde todo el mundo es guapo y se comporta de manera civilizada. Habrá de todo, como en cualquier viñedo del Señor, pero seguro que allí puedes operarte la fealdad en la Seguridad Social y reeducarte la estulticia mediterránea en una clínica puntera en psicoterapias. 

Copenhague no sale mucho en “Borgen” porque casi todo es trastienda parlamentaria y estudio de televisión, pero cuando los políticos se echan a la calle para estirar las piernas o confabular sin miedo a ser escuchados, se adivina una ciudad bonita y transitable, toda limpia y llena de bicicletas. En “Borgen”, cuando llega el verano, el sol no agrede a la gente con mordiscos y bofetones como hace aquí aprovechando la impunidad de las bajas latitudes. El sol de los nórdicos es un dios amable que te acaricia la piel y te invita a tumbarte en los numerosos parques de la ciudad. Es un sol... eso, civilizado. Danés.

Pero lo mejor de todo es cuando llega el invierno y los políticos de "Borgen" traman sus planes con muchos abrigos encima y exhalando el vaho que aquí en España ya es una especie protegida. El invierno en Dinamarca es infantil y acogedor. Es el invierno perdido de mi niñez. Es un invierno crudo y combatible. Hace cuarenta años, en León, te ponías un abrigo, un gorro y unos guantes y te reías del puto verano haciéndole pedorretas. Echo de menos la nieve, los carámbanos, la sal preventiva en las aceras... Quizá viaje a Dinamarca en invierno, y no en verano, a pesar de las pocas horas de luz. De ese modo también será un viaje en el tiempo.



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