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De la lista de todos los hombres que nunca seré pero me gustaría haber sido, hay uno cuya pérdida me jode especialmente. Es el personaje de Peter Capaldi en “The thick of it”: Malcolm Tucker, el perro guardián del Primer Ministro británico.
Y eso que el
pobre tiene que acabar desquiciado cuando termina la jornada laboral. Lo suyo es un continuo ladrar, dar órdenes, deshacer entuertos... Un puro sinvivir. Cada vez que un ministro inepto o un funcionario estúpido -y “The
thick of it”, como en la vida real, está lleno de ellos- comete un error y hace
tambalear los cimientos del gobierno, Malcolm comparece en su despacho cagando
hostias para corregir el desaguisado. Lo de “cagando hostias” no lo digo yo,
sino el mismo Malcolm, que es así de peculiar y malhablado.
Pero yo no le envidio por
su eficacia, ni por su delgadez cincuentona. Ni siquiera por el uso espléndido que hace
del lenguaje más soez y ofensivo. Yo envidio a Malcolm Tucker porque siempre tiene en ls labios la
respuesta exacta, el argumento preciso. Su inteligencia es brillante y abrumadora. Recuerdo que una vez, en una de esas
conversaciones frívolas en las que eliges un superpoder por encima
de los demás, yo elegí precisamente ése: la facultad de soltar en cada momento
la frase exacta, el argumento
irrebatible, el chiste definitivo. No para quedar como un campeón -que también-
sino para no sufrir ese malestar que tanto incomodaba a George Costanza
en “Seinfeld”: pasarte todo el día dando vueltas a la réplica para encontrarla
siete u ocho horas después, ya en mitad de la nada improductiva.
Por lo demás, “The thick of
it” sigue siendo esa serie indispensable que al parecer solo hemos visto dos
fulanos en 500 kilómetros a la redonda: el buen samaritano que la ha vertido
-incompleta- a la red y yo mismo, que recojo sus despojos con mi caña de
pescar. Me gustaría pensar que este fulano y yo somos dos personas tan especiales que solo a nosotros se nos ha concedido el privilegio de
encontrar esta perla y disfrutarla. Se trata de una serie perdida por las plataformas, inencontrable
en DVD, desconocida en cualquier tertulia de los bares... Pero supongo que esta fantasía solo es un engreimiento de cultureta. Habrá más seguidores por ahí, me imagino. Así que si alguien la ha visto, y comparece por aquí, me
encantaría diseccionarla un poquitín y no sentirme tan solo ante la pantalla.
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