Un nuevo mundo

🌟🌟🌟


Recuerdo que un álbum de las aventuras del Makinavaja se titulaba: “Curas, guardias, chorizos y otras gentes de mal vivir”. En la portada, el Maki posaba junto al Popeye y al Moromielda, que eran la banda de chorizos habituales. De guardia hacía un picoleto con cara de empanado, y de cura, un obispo con varias fabadas en la barriga. Pero no salía nadie representando a “las gentes de mal vivir”, que quedaban a la imaginación del lector. Como éramos lectores de El Jueves y no miembros de las Nuevas Generaciones del PP, se nos ocurrían sobro todo monarcas, defraudadores de hacienda, idiotas de la tele, vendedores de humo... Un amplísimo abanico de seres abominables. También se nos ocurrían banqueros, corredores de bolsa, diputados del PP, votantes del PP, escritores de libros de autoayuda. Fascistas de todo tipo y futbolistas sobrevalorados. Maestros y maestras que habíamos tenido en nuestra etapa de formación. Ya digo que podríamos haber estado horas tirando del hilo...

Otro colectivo de “gentes de mal vivir” son los ejecutivos de cualquier empresa multinacional. Tipos como este al que interpreta Vincent Lindon en “Un nuevo mundo”, y que básicamente se dedican a usurpar las plusvalías de los trabajadores. Ellos lo llaman “tomar decisiones”. Se deben a sus jefes superiores, y en última instancia, a unos accionistas casi siempre anónimos que solo quieren ver más pasta en sus cuentas corrientes. A los accionistas se la sopla lo que hagan los ejecutivos con tal de forrarse. Como si desayunan niños crudos, o los emplean en condiciones inhumanas. Entre ganar un millón de euros y no despedir a nadie, y ganar un millón y dos euros y cargarse un puesto de trabajo, optarán siempre por lo segundo. Ya dijo Harry Lime en “El tercer hombre” que desde una distancia prudencial todas las personas parecían hormigas, y como tales podían ser pisoteadas.

La mayor parte de estos ejecutivos no saben que forman parte del título de un cómic subversivo. La película, sin embargo, va de un fulano que toma conciencia de su error, aunque lo haga demasiado tarde para salvar su alm. A los revolucionarios nos parece muy bien, pero no vamos a perdonar a Gomorra por un justo que hayamos encontrado.