Armageddon Time

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Me sonaba que “Armageddon Time” era un relato de la propia infancia del director. De hecho, James Gray figura como único guionista en los títulos de crédito. Y la historia, puesta en desarrollo, tiene ese aire inconfundible de las historias personales. Sin embargo, al terminar la película, he tenido que confirmar este dato en internet. Su autorretrato me parecía muy raro. Un ejercicio de desnudez sorprendente. Lo normal es disfrazar las trastadas de la infancia con las excusas habituales: que si las malas compañías o que si los padres que dimitían. O la idiocia propia de la edad. Pero este chavaluco llamado Paul Graff es un rapaz que no puede caerle bien a nadie: en casa es un desobediente sin causa; en el colegio, un disperso desesperante; en la calle, un liante de mil pares. No tiene un contexto en el que puedas compadecerlo. Todo en él es malintencionado e hijoputil. Paul Graff es un rubiales angelical de intenciones retorcidas. Un tocacojones de primera.

Termina la película y nunca llega la experiencia catártica que le reconduzca. Paul Graff es un contumaz, un relapso, un tontaina peligroso. Sus padres, en cambio, sí que son unos benditos de Dios... Anne Hathaway porque es Anne Hathaway y aunque desayunara niños crudos seguiríamos adorándola. Y porque además su papel es el de una madre desbordada, bienintencionada pero fallida. Y qué madre, o qué padre, no resulta fallido cuando la naturaleza de su hijo viene a contracorriente.

Y luego está el padre de la criatura, que es un tipo a la vieja usanza: honesto en su trabajo y recto en sus exigencias. Es verdad que a veces se le va la mano, e incluso el cinto, en actos que hoy serían carne de denuncia. Pero este tiempo del Armageddon son los años 80 del siglo pasado, tan salvajes y tan poco pedagógicos, y así nos educaron a casi todos en ambas orillas del Atlántico. Al final las hostias o los cintazos nunca sirvieron para nada. Solo para desfogar la rabia paterna y para que tú te pensaras dos veces eso de reincidir. Al final cada uno es como es y tiene muy poco remedio.