25 Watts/El viaje hacia el mar

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Aunque T. es de allá, y lleva lo de allá metido en el alma, no le duele afirmar que el cine uruguayo no merece el esfuerzo de una sentada en el sofá. “Ni medio minuto le dedico yo, vamos”, dice siempre con un gesto de desdén.

Hasta ayer, cuando ella entraba en ese discurso antipatriótico, yo le decía que tampoco sería para tanto, y que algo habría que rescatar tras siglo y cuarto de directores uruguayos dándole a la manivela, aunque solo sea por proximidad con sus vecinos argentinos. Y para adornarme con un ejemplo, y quedar como un hombre de mundo, siempre le traía a colación la tan afamada “Whisky”, que es la única película uruguaya conocida entre la cinefilia provinciana, y que no está tan mal dentro de su modestia parsimoniosa.

Pero T. me respondía que si “Whisky” era lo mejor que había parido su país, cómo sería todo lo demás, y que ya me daría cuenta si algún día si me adentraba en esas aguas turbulentas. Así que el otro día, azuzado en el orgullo, me dio por buscar en internet las películas más afamadas a ese lado del Mar del Plata. Encontré dos -aparte de “Whisky”- que la crítica ponderaba sobre todas las demás: “25 Watts” y “El viaje hacia el mar”. Las descargué, las guardé en el disco duro como un tesoro y ayer, reunido por fin con T., le propuse una ordalía de cinéfilos tumbados en el sofá. El mismísimo Dios iba a juzgar quién llevaba razón: si ella, en su convicción, o yo, en mi contumacia.

Y ganó T., claro, que se conoce el percal mejor que yo, y que a medias se indignaba y a medias se descojonaba con ambas películas. “25 watts” nos duró diez minutos en la pantalla. No entendíamos nada. Ni lo que hacían esos tres mendrugos ni lo que mascullaban entre dientes. Un desastre. “El viaje hacia el mar” batió la plusmarca anterior y nos duró veinte minutos más de  impaciencia. Unos hombres incomprensibles, cada uno con su neura y con su hablar también dificultoso, se suben a un camión para conocer el mar a una edad ya más que avanzada. No les vimos llegar. Nos apenamos en un recodo del camino aprovechando que uno de ellos, aquejado de la próstata, tuvo que solicitar una parada para mear.