No me llame Ternera

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A lo que más se parece “No me llame Ternera” no es a una entrevista de “Salvados”, sino a cualquier episodio de la serie “Mindhunter”, aquella en la que un par de agentes del FBI entrevistaban a asesinos en serie para saciar su curiosidad y comprender, en aras del interés científico, qué les pasaba por la cabeza en el momento de matar. “No me llame Ternera” lo dirige el propio Jordi Évole, pero podría haberlo dirigido David Fincher de vacaciones en París.

De todos modos, aquellos tipejos de “Mindhunter” eran mucho más abiertos y lenguaraces que Josu Urrutikoetxea, que si no es un asesino en serie, sí participó, al menos, en una serie de asesinatos. Al ex etarra también se le nota que no se maneja bien en castellano, y que está traduciendo todo el rato de su euskera maternal. Pero eso sólo es el 10 por ciento de su circunloquio: el resto es un ejercicio de neolengua que dejaría maravillado al mismísimo George Orwell. No sé si Josu Urrutikoetxea ha leído “1984”, pero desde luego se sabe el fundamento. El lenguaje sirve para comunicar, pero también para mentir, y a medio camino entre la verdad y la mentira está el eufemismo, que convierte los atentados en “acciones”, y los asesinados en “víctimas con resultados irreversibles”. Sería la monda si no fuera para llorar.

Lo escribía Rafael Reig en “Amor intempestivo”:

“... pero no me sentía culpable, lo que prueba, una vez más, que la inteligencia no sirve para tomar mejores decisiones, pero sí para encontrar justificaciones más convincentes para la decisión que más te convenga tomar”.

Por lo demás, y por mucho que ladren los fascistas, la entrevista de Jordi Évole no supone ningún blanqueamiento del personaje. Jordi le acorrala, le incomoda, le hace caer en contradicciones como a un niño sociópata pillado en falta. Y yo, fíjate, en alguna mirada perdida, en algún gesto nervioso de las manos, noto que al tal Urrutikoetxea le falla un poco ese Yo que intenta justificar toda una vida perdida entre la cárcel y la clandestinidad. Porque reconocer que tu vida ha sido un desperdicio es casi tanto como empezar a suicidarse. Y a eso, de momento, Josu Ternera responde que los cojonoak.