Robot Dreams

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“Robot Dreams” cuenta la historia de amor entre un animal antromorfo y un robot de compañía que venden en Ikea. Es una pena que la película esté dirigida al “público familiar” porque aquí había mandanga de la buena. De haber sido más explícita nos hubiera obligado a añadir dos letras a la retahíla LGTBIQ...: la P de los perretes y la R de los robots enamorados.

Es obvio, aunque no se muestre, que los robots de la película son muñecos sexuales y que los perretes que los compran están hartos de hacerse pajas en la madrugada. “Robot Dreams” es la versión Walt Disney de “Tamaño natural”... Y lo entendemos, claro, porque una propuesta sin edulcorantes hubiera fracasado en taquilla y no habría optado al premio Oscar de Hollyvood. (Por cierto: los medios de comunicación dan tanto la matraca cuando una película española opta al galardón que uno, sin quererlo, le coge manía sin haberla visto, seguro de que sus rivales son mucho mejores y de que aquí hacemos patriotismo incluso con la mierda de nuestros culos. Tienen que pasar varios meses antes de que se te deshiele el resquemor y descubrir que, a veces, tras las soflamas y las banderas al viento, había una buena película de verdad).

Hace años que Ana Botella ya sólo ve las películas que pasan por 13 TV y los bodrios lacrimógenos que rueda el converso de José Luis. Pero si viera “Robot Dreams” en compañía de sus nietos -o de sus bisnietos, ya no sé, porque estas familias consagradas a Cristo siguen procreando como si vivieran en madrigueras- doña Ana sería tan imbécil del culo que no se coscaría de la aberración sexual que aquí vemos todos menos ella. 

Cuando se aprobó el matrimonio homosexual, doña Café con Leche llegó a vaticinar que algún día los socialcomunistas nos “obligarían” a yacer sexualmente con nuestras mascotas. Ya no peras con peras, sino manzanas con tornillos. Parecía muy imaginativa, Mrs. Ánsar, aparte de muy facha, pero no le da la cabeza para imaginar que en Nueva York, antes de que los enemigos de Jesús derribaran las Torres Gemelas, nuestras mascotas pudieran desfogarse con unos robots muy complacientes que vinieron del futuro.