Ricky Gervais: Armageddon

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Dice Ricky Gervais en "Armageddon":

“Si ser woke significa lo que significaba antes, que eres consciente de tus privilegios, que abogas por la igualdad y por minimizar la opresión, ser antirracista, antisexista, antihomofóbico... Sí, soy woke. Si ahora woke significa ser un matón autoritario y puritano que despide a la gente por dar su opinión, entonces no soy woke. Que le den a eso”.

Yo mismo, ateniéndome a la definición, tampoco soy woke. Me definiría como un comunista que se preocupa a ratos por el medio ambiente, que lee los libros malditos que los pijo-progres ni siquiera huelen por el forro y que piensa que Irene e Ione son dos estúpidas petardas que se han equivocado de enemigo. Y además me gusta demasiado Woody Allen... 

Hace meses, en una conversación ineludible, me rodearon dos wokes -¿wokas?- que se quedaban cortas defendiendo las políticas de cancelación. Según ellas, no es solo que hubiera que prohibir las películas de Woody Allen en las salas: es que había que erradicarlo de las filmotecas, de los videoclubs, de los catálogos de las plataformas. Y luego, ya consumada la venganza cultural por haberle metido los dedos a aquella pobre niña (sic), formar un comando guerrillero, cortarle los cojones con una podadora y exhibirlos colgados en un árbol de Central Park.

- ¿Verdad, Faroni, que todos los que idolatran a Woody Allen son unos cerdos asquerosos que merecen la misma suerte capadora?

- Eh... Sí, claro... Bueno, yo ya me iba, que tengo quema de libros de Michel Houellebecq a las cuatro en punto. 

Es solo una anécdota personal, pero ilustra el fondo de la cuestión. A esta gente se refiere Ricky Gervais en su monólogo. Y no son dos jovenzuelas anecdóticas: los wokes, sin reproducirse demasiado, como en el milagro de los panes y los peces, van camino de convertirse en una legión arrolladora.

Hay que ser Ricky Gervais -descarado, valiente, ya muy millonario para que le afecten las soplapolleces- para atreverse a colocar monólogos que son torpedos en la línea de flotación de la corrección política y la izquierda autosatisfecha. A un puto facha nunca se lo permitiríamos, pero a Ricky, que es uno de los nuestros, y que sabemos que todo lo dice por nuestro bien, sí. Of course.




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