La pareja basura. Temporada 1

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El primer episodio de “La pareja basura” es una obra maestra. Media hora de risas mongoloides y chabacanas. La pura memez. Un charco de barro para mentes muy simples y poco refinadas. El puro regocijo de mis bajos instintos. El reencuentro con los chistes del colegio, con las viñetas de “El Jueves”, con mi Ello olvidado y reprimido. De hecho, Max, mi antropoide interior, daba palmadas como loco. A mis carcajadas de humano se sumaban sus chillidos de mono, procedentes de la gruta intestinal. Dos seres muy próximos en la escala evolutiva se descojonaban al unísono con las sandeces de la tele. De nuevo hermanos de leche y primos de sangre. 

Eddie y Richie son compañeros de piso y dos merluzos de campeonato. Podrían ser la versión británica de Mortadelo y Filemón. De hecho, Eddie tiene un aire muy mortadélico con esa calvorota y esas gafas de miope. Y esos razonamientos del tebeo. Si su amigo Richie tuviera dos pelos en la cocorota en lugar de ese pelazo a lo José Luis Rodríguez, el Puma, tendríamos el cómic perfecto de Bruguera. Es una pena que además sean dos vagos y no tengan oficio conocido, porque me habría encantado conocer al profesor Bacterio y al superintendente Vicente, los dos besugos más grandes en el mar de los tebeos.

En ese primer episodio, Eddie y Richie salen el sábado por la noche con la intención de poner su primera muesca en el revólver de sus penes. Para ello se rocían hasta el escroto con un desodorante rico en feromonas que huele a pedos de elefante. Ellos, por supuesto, viven tan engañados por la publicidad que no se dan cuenta del efecto que producen en las mujeres .Marcel Pagnol -que no sé quién es, pero lo menciona mucho Fernando Trueba en el “Diccionario de cine”- dejó escrito que en el cine no hay más que un argumento: un hombre encuentra a una mujer. Si follan, es una comedia, y si no, una tragedia. Pero no es cierto del todo: el fracaso sexual también puede ser el sostén de las comedias más puras y descacharrantes. De las reales y las ficticias.

(Luego, ay, el resto de la serie carece de interés: sin la presión en la bragueta, Eddie y Richie pierden toda su complejidad y se convierten en Pepe Gotera y Otilio, chapuzas a domicilio).