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Cinco lobitos

🌟🌟🌟 


“Cinco lobitos” venía muy aclamada por la crítica nacional. Pero la crítica nacional es poco fiable cuando recomienda películas de aquí: hay que promocionar, alentar, insuflar ánimos... Hacer industria que se dice. A veces sucede que el critico es directamente amiguete del director o de la productora y eso condiciona mucho las opiniones. Yo lo entiendo: esto es un negocio y hay intereses creados. Pero no lo compro.

“Cinco lobitos” no está mal, pero no deja de contar una nadería: una pareja que discute, una niña que llora, una madre que enferma... Un pobre hombre al que le invaden la casa y encima tiene que aguantar broncas y malos modos. La película dura demasiado. Revolotea, reitera, se queda colgada como un sistema operativo. También es verdad que con mucho menos se hacen ahora series de cinco temporadas con diez episodios cada una. Engaños masivos al telespectador. Chicles estirados hasta el infinito y más allá. No los del señor Boomer -que ya estiraban lo suyo- sino los de Buzz Lightyear colocado hasta las cejas.

Pero mi problema más grave con “Cinco lobitos” es que no soporto a su personaje principal, esa mujer que lo mismo grita a su pareja que abronca a su padre o le canta las cuarenta a su madre. Si esto es lo que le pedían a Laia Costa al inicio del rodaje, chapeau por ella. Pero me da que la intención de su directora era otra: mostrar a un personaje zarandeado por las circunstancias -a dos velas en lo económico, a dos pajas en los erótico y a dos cabezadas en el sueño por los lloros de su bebé -que sin embargo hace de tripas corazón y se lanza a la batalla cotidiana con el gesto de una samurai. Pues bueno... Yo quisiera empatizar, pero no puedo. Yo siempre estoy con la clase obrera, pero no me sale. Me molestan mucho sus modales, su “tonito”. Su carácter agresivo cuando lo que toca es replegar velas y aceptar la ayuda que te ofrecen. Morder la mano que te da de comer es una cosa que no he entendido jamás. Y cómo muerde, además, la tipa esta: con qué saña, con qué mal jerol.





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