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El bucle temporal existe. Yo doy fe de ello. Parece una cosa de las películas, de Atrapado en el tiempo, de Palm Springs, de algún episodio disparatado de Rick & Morty, pero en este lado de la pantalla también se confabula la física cuántica para producir jaulas invisibles de las que no se puede salir. Recorridos de Escher, o ruedas de hámster. Paredes invisibles en las que rebotas para regresar una y otra vez al mismo despertar.
Yo mismo me levanto todas las
mañanas en el mismo lado de la cama, con la misma pesadilla en la bruma, y voy
calcando los pasos del día anterior, y del otro, y del otro... La ducha, el
café, la tostada, las noticias del día -que son otro ejemplo de bucle
temporal-, Eddie meneando la cola pendiente de su paseo... Y así hasta que llega
la noche, apago el televisor y me voy a la cama con el mismo quejido de huesos
ya predoloridos, ya precincuentones, y allí, derrotado, empiezo a soñar con el
mismo fantasma que nunca me deja en paz. El de los ojos verdes. El inconsciente,
a su modo, también es otro bucle temporal.
Podría ser peor, desde luego. Mi bucle diario es aburrido,
pero confortable. Desesperanzado, pero llevadero. En él no hay felicidad, pero
tampoco dolor ni tragedia. Un ver pasar las nubes que por un lado ansía el cambio
y por otro lo teme como al demonio. Al rescate podría llegar la salvación eterna,
pero también la condena definitiva. Quién sabe. Cuando llegue la desesperación
intolerable, quizá sólo haga falta un arrojo de tipo valiente. Arriesgarse, tirarse
del trampolín al vacío cuántico, a ver qué pasa. O hacer como la chica
enamorada de Palm Springs, que después de mucho hacer el gamberro, y de
mucho suicidarse sin resultado, decide aprovechar la repetición exacta de los días
para estudiar cursos avanzados de física, y encontrar una salida del laberinto mientras
su amante, más simple que un pirulí, hombre al fin y al cabo, sólo piensa en
nuevas maneras de hacer el amor con ella.
La otra solución -que no es la valentía ni el estudio- es
esperar a que se disipe la bruma como hizo Bill Murray en Atrapado en el
tiempo. Y en la espera, como él, aprender a tocar el piano, y aprovechar para
conocer a fondo a la mujer de sus sueños, para que el día de la liberación no
haya negativa posible.