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En 1919, los empleados de la hostelería recibían patadas en el culo para que cumplieran con su trabajo. En algo hemos avanzado. Mil elecciones democráticas después, la lucha obrera alcanzó al menos uno de sus objetivos. El abuelo Karl sonríe satisfecho desde su tumba y yo estoy por sacar la bandera roja a pasear.
Hay un fulano en internet que se ha puesto a contar las patadas que recibe Charlot en el culo y le salen 22. Casi una por minuto de metraje. Insisto en que el empresario moderno, el emprendedor del siglo XXI, ya no trata así a sus empleados. Y solo por eso ya cree merecer un monumento en cada plaza y en cada centro comercial. Y sin embargo ahí están, vilipendiados por los rojos, y despreciados por la misma gente que vive gracias a ellos. Morder la mano que da de comer y todo eso.
Eso sí: Charlot, a pesar de ser un trabajador explotado en aras del turismo, vive en una habitación dentro del hotel que no está nada mal, dada su condición subalterna. Su apartamento tiene una cama, una cómoda y un pequeño baño para asearse. Es verdad que carece de una mesa decente para comer, pero como vive en el mismo hotel aprovecha las dependencias para freírse los huevos y prepararse los cafés. Su habitación, quiero decir, no es un zulo al estilo del siglo XXI anunciado en Idealista: ahora ya no recibes patadas en el culo como él, pero te vas dando coscorrones contra los techos y deshollándote los codos contra las paredes.
“Al sol” es un Chaplin venido a menos. Un desayuno muy proletario de café descafeinado y churros sin azúcar. Leo en internet que su rodaje le pilló en mitad de un divorcio y que además estaba en litigios con la empresa que distribuía sus películas. Chaplin, en eso, era como los futbolistas geniales que salen al césped desganados porque discutieron con la top-model o porque no les pagan lo que quieren por llevar las botas de tal marca. En “Al sol” apenas hay un ramillete de detalles, de ocurrencias que queden para el recuerdo. Un pase filtrado y un control espectacular. Poco más. La ley del mínimo esfuerzo.