Raised by Wolves

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Ésta ya nos la habían metido doblada más veces: un director de prestigio dirige los primeros episodios de una serie en apariencia espectacular -y encima esta vez era Ridley Scott, y la cosa iba de extraterrestres, y era una locura no empezar al menos la aventura- así que te apuntas, te subes al carro, programas las grabaciones o te confías a la mula,  quieres engancharte pero dudas de si seguir o no porque la cosa a ratos va bien pero a ratos es un disparate, y cuando desaparece el director estelar que sólo era el anzuelo, el truco publicitario, el enganche para los adictos, la serie ya se descubre un truño sin rumbo, un mero rellenar horas y horas con los tópicos habituales. Raised by wolves era la enésima chorrada que esperaba agazapada en la selva de las series, que ya va siendo hora, la verdad, de que la vayan desbrozando, los bulldozers amazónicos de Bolsonaro si hicieran falta, para que podamos ir saliendo de todo esto, los yonquis del asunto, que se nos va la vida en el empeño...





    Y entonces claudicas, mandas la serie a tomar por el culo, y por un lado llega la decepción y la culpa, porque te habías creado unas expectativas muy altas que luego no se cumplieron, como sucede en el amor, o en la lectura, siempre todo tan cutre y tan frustrante, pero por otro lado llega la liberación de las horas, el tiempo libre recuperado, que ya no malgastarás en ese producto sin sustancia, en esa serie sin chicha, pero que tardarás muy poco -ay- en volver a dilapidar en la nueva promesa anunciada a bombo y platillo. También como en el amor, y como en la lectura…

    Raised by wolves -hay que joderse- al final era un remake de La casa de la pradera. Una pareja de colonos y la chavalada que aparecen en una tierra lejana y árida donde les aguardan los peligros de las alimañas y las enfermedades, las cosechas raquíticas y los otros colonos que se disputan las tierras. El mismo melodrama ñoño. En Raised by wolves no aparecen los Ingalls, pero sí una pareja de androides capaces de incubar seres humanos con su energía. Pero, para el caso, patatas.