La mujer que escapó

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En el descanso de la Champions, para aprovechar los quince minutos en el limbo, veo el comienzo de La mujer que escapó, que es una película coreana que viene muy recomendada por los críticos. Pero vengo con prevención, ojo, porque son los críticos sospechosos, no los habituales, a los que me confío cuando no conozco al personal. Y este director, Hong Sang-soo, con nombre de delantero centro del Hamburgo, es la primera vez que se presenta en mi televisor. Es más: cuando uno de estos críticos culturetas, de cahiers du cinéma, que han trascendido el cine para alcanzar el “hecho fílmico”, afirma que tal película es la “nueva joya coreana”, yo me hecho a temblar, porque de las joyerías de Corea sólo llegan películas violentísimas -de machete en mano- o películas incomprensibles -de diálogos para besugos. Y Parásitos, sí...

Veo los primeros quince minutos de La mujer que escapó y descubro que no hay ninguna mujer escapando, y eso, siguiendo la teoría de Ignatius Farray, que afirma que en las buenas películas siempre coincide el título con lo narrado (como en El Padrino, o en Garganta profunda), ya es motivo suficiente para rendirse. Esta mujer coreana no escapa físicamente de nada, pero sí, quizá -metafóricamente, poéticamente, coreanamente del sur- escapa de su marido, que la ha dejado sola un fin de semana porque se iba de viaje de negocios, o no sé qué. A saber, porque los subtítulos son muy parcos, y tú ves que Gam-Hee habla y habla con sus amigas mientras el rótulo se limita a comunicar: “Buenos días...”. Es lo que pasa cuando te confías al pirateo en el Mar del Japón, que además te solapan el subtítulo con otro en chino mandarino, con lo cual la confusión –“la fusión intercultural”, dirían esos pedantes - ya es morrocotuda.

Pasan quince minutos y regreso a la Champions, y al terminar la Champions, regreso a la película. No me interesa lo que me cuentan -o sí, lejanamente- pero me seduce el hablar de estas mujeres, la parte puramente fonética del asunto. Me relaja, su parloteo. Es una experiencia ASMR que yo agradezco igualmente. Me viene bien para los nervios.