Frasier. Temporada 8

🌟🌟🌟🌟


En España solo se editaron en DVD las cuatro primeras temporadas de “Frasier”. Y a precios desorbitantes, además, como si los mercaderes nos creyeran precisamente psiquiatras estirados con terrazas en el skyline. Y no: “Frasier” también gustaba mucho a los bolcheviques que compraban las series cuando llegaban las ofertas en “El Corte Inglés”: el 3x2 que te ofrecían justo después de subir el precio de los productos... 

Pero en fin: así fui construyendo esta videoteca que algún día será legada al Centro Cívico de La Pedanía, ya que mis herederos no querrán esta morralla en sus apartamentos de 35 metros cuadrados. Y qué harán mis vecinos del pueblo, ay, con todo esto: ¿sembrar los DVDs en el campo a ver si salen lechugas plateadas?.¿Ensartar los Blu-ray en los postes de las tomateras para espantar a los pajaruelos? El camarada Lenin, cuando hablaba de culturizar al pueblo, creo que puso muy altas las expectativas.

A partir de la quinta temporada de “Frasier” tuve que recurrir al mercado internacional, allá en la primeriza tienda de Amazon, pero o los DVD pertenecían a otra región de los reproductores, o venían sin subtítulos en castellano para entender los chistes y las réplicas. “¿Qué hispanohablante puede interesarse por una serie como ésta?”, debían de pensar en los centros de distribución. Y no les faltaba razón: en treinta años de militancia nunca encontré a nadie con quien poder hablar de la arrogancia de Frasier, de la neurosis de Niles, de la belleza impechada de Daphne, la mujer del nombre de semidiosa... 

Solo una vez, a orillas del río Bernesga, en la zona acondicionada para perretes, un chico se acercó para acariciar a mi Eddie, y al preguntarme por su nombre y yo responderle exclamó:

- ¡Hostias!, como el perro de Frasier. Bueno, como el de su padre.

Casi me dieron ganas de abrazarle. Un Hermano, por fin, en esta vasta tierra de los infieles. El único que seguramente ya encontraré hasta el fin de mis días, en la abadía de los recuerdos.