Camino

🌟🌟🌟

Vivir enamorado de una mujer llamada María es un peligro para cualquier ateo moribundo. Porque te puede suceder como a la pobre Camino, que enamorada de Jesús, su compañero del colegio, pregunta por él en su lecho de muerte y dice amarlo más que a nadie, confundiendo a esos cuervos del Opus Dei que velan su agonía, y que la toman por santa cuando en realidad ella ya había emprendido el camino contrario antes de su enfermedad: el sendero de la hormona y del deseo sexual.

No quisiera yo que en la UCI del hospital pensaran que estoy invocando a la Virgen María -que Madre nuestra es y tal- cuando yo llamara a María en la última lucidez de mi amor, buscando su caricia y su consuelo. Así que, o nos cambiamos de nombre, o lo elegimos mejor, o empezamos a llamarnos con el diminutivo cariñoso.

Porque además, en los hospitales, con esta mierda del concordato que nunca se deroga, siguen pululando las sotanas a la caza de los últimos alientos, por ver si ganan un alma para la causa. Y yo, para más inri, porque en el fondo soy un comodón y un pequeñoburgués, tengo mi seguro concertado con una clínica privada que pertenece a un consorcio controlado por la Iglesia. Hay mucha monja y mucho curilla rondando por los pasillos cuando voy a hacerme los análisis o a pasar consulta de los achaques. Estos te ven tumbado en una cama diciendo “María, María...” y ya montan allí el tenderete apostólico, a ver si se aparece la Susodicha en forma de pájaro en el alféizar, o de brisa que trae la fragancia de las flores.

En fin, tonterías mías. Miedos muy profundos y particulares. Cualquier cosa con tal de no abordar de frente esta película. Primero porque esta vez -quince años después de su estreno- me ha parecido muy larga, muy ñoña, solo emotiva a ratos y musicada hasta el exceso. Y porque ahora mismo, en la vida real, tengo que vérmelas otra vez con estos fanáticos religiosos que interfieren en mi trabajo. Ocurre que... Pero no, no puedo contar nada. ¡Vade retro! Hasta aquí puedo leer, como decía Mayra Gómez Kemp en el “Un, dos, tres”.