Chinas

🌟🌟🌟


Aquí, en el Valle de La Pedanía, tan lejos del barrio de Usera, apenas se ven ciudadanos chinos por la calle. Y si ves alguno, lo más seguro es que venga desde Pekín, de peregrino, buscando el perdón de los pecados por el camino de Santiago. 

La Pedanía no es tierra de promisión para los chinos de la China. Para casi nadie de fuera en realidad. La única minoría inmigrante que ha echado raíces es la caboverdiana, tres generaciones después de que aquellos valientes vinieran a trabajar en las minas de carbón. Los chinos primigenios abrieron un par de bazares y de restaurantes y desde entonces han ido sobreviviendo sin expandirse. No ha habido efecto llamada ni nada parecido. No hay ni media calle, en este entramado urbano, que puedas llamar “barrio de Chinatown”, como en las películas americanas o en los extrarradios de Madrid.

Aquí, tan lejos de la capital de la provincia, caló muy fuerte la tontería de que en los restaurantes chinos sólo servían carne de gato o de abuelete no incinerado, y que disimulaban su sabor con la salsa agripicante. Desde entonces, la clientela que ha mantenido más o menos el negocio es justamente la que también vino desde muy lejos, desde el otro lado de las montañas. De León, por ejemplo, como es mi caso de maestro destinado. Los nativos del Valle son todos de sota, caballo y rey cuando llega la hora de comer: empanada, pulpo y botillo. Les sacas de ahí y el universo se contrae ante sus ojos asustados, que casi se achinan, de puro estupor, ante la presencia de otras sugerencias.

En la capital del Valle acaban de reabrir un restaurante chino que antes naufragaba y la cosa parece que funciona. Lo han puesto muy chuli, la verdad, pero no demasiado asiático en la decoración, sin dragones ni farolillos rojos para no asustar a los nativos. Aun así, sólo ves gente joven comiendo los sábados al mediodía. Ni siquiera las camareras tienen ya rasgos asiáticos. Es probable que los dueños lo hayan vendido todo y se hayan ido a vivir al lado de estas chavalas chinas de la película, tan entrañables y tan desubicadas.




No hay comentarios:

Publicar un comentario