Mostrando entradas con la etiqueta Spectre. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Spectre. Mostrar todas las entradas

Spectre

🌟🌟🌟


En realidad me importan una mierda las películas de James Bond. Para mí, James Bond es Roger Moore a ritmo de Duran Duran, Roger Moore contra Tiburón, Roger Moore ligándose a Octopussy y a otras damiselas de la escena internaiconal. (Octopussy, por cierto, aunque pudiera parecerlo por el nombre, no era una mujer con ocho vaginas que devoraban a los hombres, sino una mujer muy bella que solo tenía una vagina, como todas las demás, salvo la Virgen María, aunque eso sí: ardiente y seductora como ninguna).

Para mí James Bond es el Cine Pasaje, la infancia, la tontería de las pistolas de juguete. Yo veía sus películas en la pantalla gigantesca del cine, rodeado de amigos, a los que invitaba porque aquello era mi casa, mi feudo, como un millonario de las películas, pero solo de las películas. Cuando se estrenaba “la de James Bond”, yo dejaba de ser el repelente de los sobresalientes y el exaltado de los partidillos para ser Álvaro Rodríguez de nuevo, my best friend de toda la vida, que por cierto, no sé si puede venir también Fulano Pérez, el de 5ºA, qué tal te llevas con él... Fueron buenos tiempos. Los mejores.

Se fue Roger Moore, llegó Timothy Dalton, y para mí se acabó el mito del doble cero y de las tías en semibolas. Las películas de James Bond han ido cayendo una detrás de otra, no lo voy a negar, pero siempre a destiempo, a desgana, más como un homenaje a mi infancia que como una necesidad de la cinefilia. Son todas iguales. Con Daniel Craig nos prometieron hombres frágiles y amores verdaderos, pero James sigue siendo tan duro como una piedra, y tan follarín como toda la vida. Una excitación, sí, pero un muermo para el espectador.

Mientras vería “Spectre” no dejaba de pensar en una película que no tiene nada que ver con James Bond. Es “El protegido”, la de Shyamalan, porque en ella se explicaba que si uno se lleva todas las hostias y sobrevive, hay alguien que se lleva todas las hostias y se fractura. Es el equilibrio universal. Del mismo modo -pensaba yo-, para que alguien viva tantas aventuras como James Bond y folle tanto como él, tiene que haber otro hombre que vea sus películas los viernes por la noche, en el sofá, sin nada mejor que hacer.




Leer más...