🌟🌟🌟
Me interesaba ver Sound of Metal porque yo también me
estoy quedando algo teniente del oído derecho. O mejor dicho, sigo con la misma
graduación militar que tenía al cumplir los 24 años. En aquel esplendor más
bien marchito de mi hierba, me hicieron una audiometría y me diagnosticaron que
se acabó lo de ir a las discotecas a hablar de cine y literatura. Que ya no me
iba a enterar de nada, con el ruido de fondo, y que para ligar, en caso de tal,
pusiera la mejor de mis sonrisas y aprendiera el lenguaje folklórico de los
abanicos.
Del mismo modo que veo películas de amor porque me enamoro, y
de ciencia-ficción porque sueño, y de compromiso político porque voto, a veces,
también, veo películas que además de venir con muchos premios hablan de un
fulano al que también le duele lo mismo, o pasó por lo mismo, o le dejó una
mujer parecida con la misma puñalada. O, como en este caso, un fulano que se levanta
un día por la mañana y descubre que se ha dejado media audición en la almohada,
irrecuperable del todo, como un líquido que se escapó y se evaporó entre los
sueños del amanecer.
Luego, en verdad, las peripecias de este baterista del trash-rock
(o del rock-metal, que no sé) nada tienen que ver con las mías de antaño. Ni
las biográficas ni las auditivas. Mi leve sordera palidece frente a la suya,
que raya el cofotismo y la desesperación. Y esto, además, es España, y no Massachusetts, y aunque seamos un país bochornoso
para casi todo, aquí, al menos, no tienes que hipotecar tu vida para que te pongan
un implante coclear (lo de mantenerlo ya es otro cantar). Yo, además, no rulo
por ahí en caravana, ni tengo una novia rockera, ni acabo de salir de la heroína.
Ni se me ocurriría, por supuesto, en la puta vida, confiarme a una congregación
religiosa para reencontrar la luz y el camino, por mucho que me sonrían y me
den palmaditas en la espalda.
Mi peripecia auditiva tiene más que ver con aquel personaje de Woody Allen en “Hannah y sus hermanas”, que también sufrió una pérdida monoaural, una sospecha de tumor, un temor de la hostia, un refugio esperanzado en las salas de cine... Pero esa es otra película.
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