Metrópolis

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Fritz Lang no era un nazi, pero estaba casado con una mujer que sí lo era, y que escribía los guiones para sus películas. Quizá por eso Joseph Goebbels estaba algo confundido cuando le ofreció a Lang dirigir la UFA para convertirla en la maquinaria cinematográfica de propaganda. Lang, a decir de la Wikipedia, se quedó bastante extrañado, y le dijo a Goebbels que bueno, que se lo pensaría, pero que tenía que confesarle que su madre era judía, a lo que Goebbels le respondió: “No se preocupe: nosotros decidimos quiénes son arios y quiénes no”. Esa misma noche de 1933, acojonado con el personaje, Lang cogió un tren con destino Villadiego, luego París y más tarde Estados Unidos, donde rodaría la segunda tacada de su cinematografía.

La mujer que escribió el guion de Metrópolis se llamaba Thea von Harbou, y de ella, en internet, se cuentan cosas que... bueno, y otras que..., en fin, no tanto. Se nota que quienes escriben los artículos quieren reivindicarla como mujer artista y al mismo tiempo no quieren quedar como simpatizantes -o simpatizantas- de sus derivas ideológicas. Mujer, pero nazi; o nazi, pero mujer, y ahí se empantanan, y sueltan aquello que los andaluces llaman la “piropostia”, que es como decir: “Tienes una cara tan guapa que así nadie se fija en tu cuerpo”, o “Thea von Harbou puso todo su talento artístico al servicio de Hitler y sus adláteres”.

Digo todo esto más o menos documentado porque hoy, viendo Metrópolis -y he tenido que verla en la versión pop/disco de Giorgio Moroder para no tener que escuchar los golpes del vecindario veraniego- he comprendido que no es una película de revoluciones obreras y distopías del futuro, sino, más bien, el sueño nacionalsocialista del sindicato vertical, del todos a una en el esfuerzo, los ricos a la vidorra y los trabajadores al sudor de su frente. No es difícil ver en el personaje de María, que otros confunden con una Juana de Arco bolchevique, a la mismísima Thea clamando por la alianza entre clases. De los judíos no dice ni mu, pero viendo como estaba diseñada la jodida ciudad de Metrópolis, es mejor no ponerse a pensar.