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El otro día vino el amigo de hacer el Camino de Santiago, el
Primitivo, por los bosques caducifolios, y me contó que en el albergue de
Hansel y Gretel había coincidido con un grupo de treintañeras -guapísimas,
estudiadísimas, procedentes de Madrid- que entablaron con él animada conversación.
Mi amigo es de los que da confianza a las mujeres porque no se le enciende el
rubor, ni tartamudea como un bobo. Se nota que está fuera del radar, fuera del mercado,
y eso tranquiliza mucho y aposenta las miradas. También es verdad que él tiene
más de 60 años, y que las guerras Clon, en su memoria, en las cicatrices de su cuerpo,
ya son un recuerdo del abuelo cebolleta.
En un momento de la conversación, para meter risas y
cuchipanda, él citó a Groucho Marx como quien cita a un conocido de toda la
vida. Y ante su asombro de tipo leído y cinéfilo, ellas, las muchachas, le
preguntaron que quién era Groucho Marx. Ya digo que eran estudiadas, y de
Madrid, para nada extraterrestres o desnortadas. Pero no conocían de nada al
tal Groucho. Ni les sonaba el nombre... El otro Marx sí, el comunista, dijeron,
pero este, el humorista, que a lo mejor era familia de don Carlos, ni pajolera.
Mi amigo les explicó, ellas asintieron, pero el abismo generacional se hizo tan
grande que la conversación, aunque inocente y sin peligro, fue decayendo hasta que
llegó el bostezo y la hora de dormir.
Mi amigo me lo contaba y yo no daba crédito a sus palabras.
Para mí, como para él, los hermanos Marx son unos vecinos de toda la vida,
ruidosos y cabestros. Unos primos gamberros que te tocan en suerte hasta el día
que te mueres, liándolas pardas en las bodas, en las comuniones, en los
partidillos de solteros contra casados. Salen en todas las fotos.La lían, incluso, en los funerales, porque no conocen el límite ni la vergüenza, tan odiosos como adorables. Hacen pedorretas en misa, o cambian as flores de sitio, o leen panegíricos absurdos sobre la figura del finado. Mientras les riñes te partes el culo... Los Marx son de la familia, jolín. Y esas muchachas -rectifico- de otro mundo..
Me viene a la memoria una anécdota que me contó un amigo, profesor universitario. Todos los años proyecta un Power Point que tiene preparado, como presentación. Termina su alocución diciendo: "Bueno, nadie es perfecto", mientras en la pantalla aparecen Jack Lemmon, más guapa que nunca, y Joe E. Brown. Hace dos años le rondó la oreja la consabida mosca y preguntó a sus sesenta y tantos alumnos: "Bueno, ya sé que es una tontería, pero..., sabéis de qué película es este fotograma, ¿verdad?"
ResponderEliminarSilencio.
Silencio.
Silencio.
Una mano se alza tímidamente. "Sí, dime" -suplicó mi amigo. "¿Una noche en la Ópera"? -respondió su aventajado alumno.
Este año ha eliminado el fotograma
Ilustradora, tu anécdota. Es el signo de los tiempos... ¡Gracias por el comentario!
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