Las nadadoras

🌟🌟🌟

Securitas Direct ha invertido mucho dinero en publicidad para este Mundial de Catar. Aprovechan cualquier descanso para asustarnos con la idea de que hay muchos ladrones pendientes de una ventana mal cerrada o de una puerta mal blindada. Al precio que está el abono de Movistar + (que ya es en sí mismo un atraco a mano armada), ellos suponen que todos los abonados somos millonarios y que vivimos como poco en un chalet de La Moraleja, almacenando joyas de oro, fajos de billetes y cuadros de Joan Miró. Pues conmigo van dados, la verdad. 

El otro día, en una gestión con el 1004, me ofrecieron un seguro antirrobo y yo les respondí que como no me robaran el perrete o el bote de Fairy no sé qué más cosas iban a encontrar. La operadora se partía la caja, sí, pero seguro que conmigo perdió una jugosa comisión.

Viendo “Las nadadoras” -a trocitos, entre partido y partido, precisamente por no tragarme la publicidad- recordé que los ladrones de verdad son los que viven dentro de esos chalets, y que lo otro, como mucho, es re-robar. Cuando en los telediarios recitan los bienes robados te dan ganas de aplaudir a los atracadores si no ha habido violencia de por medio. Pero esto solo me pasa a mí, claro, y a los cuatro nostálgicos del bolchevismo. Lo normal es que el anuncio acojone a los abonados, explotando su racismo de mierda y su incultura básica de las cosas. Los anuncios de Securitas Direct están pensados para votantes de derechas con muchos botines que esconder. Ellos pueden robar a manos llenas gracias a que la Constitución del 78 se lo permite, pero los de fuera, los que vienen en pateras, con solo desembarcar, con solo acercarse a la valla del jardín, ya merecen un pelotazo de goma en la cara o una descarga eléctrica en los cojones. No lo dicen así, tal cual, en el anuncio de Securitas Direct, pero todos sabemos cuál es el mensaje subliminal.

Por eso, para compensar tanta inmundicia, viene bien echarle un vistazo a “Las nadadoras”, aunque sea un Estrenos TV de la vieja escuela. La gente que se juega la vida en una patera no viene a robar, sino a ganarse la vida. A reconstruirla gracias a una oportunidad. No vienen, sino que huyen.