Laura

 

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En el acto mismo de la concepción está simbolizado el quehacer principal de la humanidad. Del mismo modo que los espermatozoides se arremolinan alrededor del óvulo pero sólo uno consigue penetrar la membrana, los hombres, ya más creciditos, se arremolinan ante las mujeres más codiciadas pero sólo uno logra acceder desnudo a su alcoba. Y penetrarla. Luego hay complicaciones muy interesantes, claro, juegos numéricos de mucho retozar, pero no vienen al caso porque complican la ecuación, pertenecen a minorías ilustradas y además me estropean el discurso que ya traía preparado.



    En el acto de la reproducción está la metáfora misma del deseo de reproducirse, o de hacer que uno se reproduce. Hombres que se afanan, y mujeres que conceden. Y poco más, es la vida: un cortejo mejor o peor disimulado, más o menos insistente, y señoritas que seleccionan con el dedo al ganador. Como en Los Inmortales, que al final sólo quedaba un fulano en pie. Cortejar y dejarse cortejar: eso es lo sustancial, y lo otro sólo es pasatiempo y literatura. Hay quien se lo toma con humor, gente que lo convierte en tragedia, y poetastros, incluso, que niegan la mayor y dicen que la vida es la unión mística con Dios o con las energías del universo. Pues bueno… Los hay, también, que convierten este hecho indudable en obras maestras del cine. No porque sean películas redondas en realidad, sino porque dan con el meollo de la cuestión, y salvada la vigilancia de la censura no se andan con gilipolleces. Laura, por ejemplo, es una película inmortal porque cuenta la historia de tres hombres que quieren acostarse con Gene Tierney y no dejan de hacer el ridículo en el empeño. (Pero quién, ay, enfrentado a su belleza mareante, no caería en ese pozo, en esa disputa, en ese sueño que alimentaría ciento y una masturbaciones desoladas).

    Laura es cine clásico, cine negro. Cine viejuno pero reconfortante. Va de un detective y de una mujer asesinada, pero en realidad es un pre-make de Algo pasa con Mary, que era la historia descacharrante de varios merluzos enamorados de Cameron Díaz, todos a la vez. La vida...