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En El sentido de la vida, los Monty Python mareaban la
perdiz con muchos gags inolvidables para luego, en la última escena, confesar
que el sentido de la vida es una cuestión irresoluble, quizá un auténtico
engañabobos, y que mientras dure la fiesta hay que divertirse mucho, follar,
comer sano, portarse bien con los demás, y no pensar demasiado en la
trascendencia. El recetario simplón, pero sincero, que podría ofrecernos cualquier
libro de autoayuda.
Lo que piensan las mujeres es una película de Ernst
Lubitsch que prometía resolver el otro gran misterio de la vida. El más
desconcertante de todos, quizá, y también el más cotidiano. El que ha inspirado durante siglos las novelas, las poesías, las pinturas, las sinfonías... Un montón de películas, también, que rodaron
cineastas enamorados de Pepita o de Mary Elizabeth. Porque al fin y al cabo, lo
del sentido de la vida es una cuestión que sólo ocupa a los filósofos, y a los
onanistas, pero saber qué piensan las mujeres cuando nos miran así o asá, nos
aceptan o nos desdeñan, nos escriben en las redes o desaparecen tragadas por la
tierra, es un asunto que nos trae locos a los hombres desde los tiempos del
australopiteco. De colegir sus intenciones depende la supervivencia
de nuestros genes, y la salud de nuestro ego, y tales asuntos, por
supuesto, no pueden desdeñarse así como así, como el sentido de la vida, que después
de todo no es más que una paja mental, inorgánica y etérea.
La película de Lubitsch también marea mucho la perdiz para
luego dejarnos como estábamos. Su título, por supuesto, sólo era un estratagema comercial, y además la película es muy viejuna, de hace 80 años, y si hubiera
ofrecido una respuesta satisfactoria digo yo que nos habríamos enterado. De lo que piensa Merle Oberon cuando ama,
rechaza y luego vuelve a amar a su marido, sólo vemos las conductas
observables. Lo que pasa por su cabeza es una caja negra insondable, quién sabe
si un revoltijo de emociones, o si una inteligencia superior que se nos escapa.
Los hombres somos tan simples... En la película, como en la vida real, los
tipos que la cortejan sólo quieren acostarse con ella. Por lo menos una vez. Luego, el amor dirá...
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